Voy a continuar mostrando el análisis de Pam Martens, comenzado en la nota anterior. Es muy interesante el título que le ha colocado a su nota: “EEUU: los ilícitos fondos secretos de los millonarios de extrema derecha para mantener vivo el miedo”. Reúne dos aspectos de la política de ese país: el miedo y la campaña de los mil-millonarios entrelazando una línea política que se plantea, con toda claridad, la dominación de la conciencia de la población del norte. Fenómeno que no se debe perder de vista por las réplicas que se pueden observar en nuestro país y en el resto de América Latina.
El autor desea subrayar el contenido de la película que se ha distribuido en los DVDs a través de los periódicos más importantes advirtiendo al lector sobre lo siguiente:
«En un aspecto, sobre todo, recuerda una película de propaganda de estilo nazi: guarda silencio sobre los cientos de miles de civiles musulmanes, incluyendo mujeres y niños, muertos por bombas y acciones militares norteamericanas. Un posible vínculo con intereses del gobierno es el de Erik Werth, quien trabajó con el Secretario del Tesoro Robert Rubin en la Casa Blanca de Clinton, donde se dedicó a análisis de alto secreto de la seguridad. También fue productor de bloques del programa Dateline de la cadena de televisión NBC [programa periodístico de mucha audiencia]. Se nombra a Werth como codirector y coproductor del posterior documental del Clarion Fund, “The Third Jihad” [«La tercera Yijad»]».
El terror islámico ha sido uno de los caballitos de batalla del gobierno de Busch, que dio comienzo a la guerra en Irak y Afganistán. Debe recordarse que para esa extrema derecha norteamericana su presidente Obama es un musulmán que se ha apropiado de la Casa Blanca. Por ello la última campaña electoral presentó rasgos violentos que se han denunciado como parte de una publicidad malintencionada [puede ser de la escuela Lilita Carrió]:
«La reacción a este tipo de proselitismo propagandístico en los medios de comunicación empresariales fue inmediata y áspera en los últimos días de una carrera presidencial en la que ya se estaba desprestigiando a “un candidato” por sus “lazos musulmanes”. Un redactor de Democratic Underground que utiliza el sobrenombre de Mr MickeysMom agarró el teclado para dar salida a su espontánea reacción: “Vale – ¿Quién más revolvió entre los anuncios del domingo y se puso hoy a ver este DVD? (…) Aquí están para avisarnos de la declaración de guerra a la cultura occidental y la destrucción del Cristianismo y el Judaísmo, justo a tiempo para las elecciones. De modo que esto es lo último, chicos. Este DVD arrasador es un paso más: el paso mayor, más audaz que yo haya podido ver para orquestar el miedo, el odio y para cambiar vuestro voto (…) Me cuenta que la Casa Blanca cambiará y se convertirá en la Casa Musulmana…que Norteamérica debe despertar y que se está estrangulando con “nuestra corrección política”».
Debe destacarse que no tos los medios se subordinaron a ese tipo de imposición publicitaria, aunque como vimos, muchos de los más importantes aceptaron entrar en ese juego. «Unos 60 diarios aproximadamente se negaron a aceptar el DVD para su distribución, entre los que se contaban el Detroit Free Press, el Plain Dealer de Cleveland, el St. Louis Post-Dispatch y The News & Record de Greensboro, Carolina del Norte. En ese momento, John Robinson, director de The News & Record, afirmó que el diario declinó distribuir el DVD porque “creaba división y jugaba con los temores de la gente… Como he comentado en otras ocasiones respecto a ciertas decisiones relativas a las noticias, sólo porque puedas publicar algo no significa que debas hacerlo”».
«CounterPunch puede informar hoy cuánto costó esta campaña de provocación racial e instigación al odio y de dónde salió el dinero, al menos nominalmente. Los 28 millones de DVDs, con un coste total de 15.676.181 dólares, los produjo Artist Direct Media, que fabrica CDs y DVDs en cantidades masivas. La compra entre los grandes medios del espacio para insertarlos en los dominicales costó la bonita suma de 719.436 dólares y la llevó a cabo NSA Media, una unidad del gigante publicitario global, Interpublic Group. Esa cifra parece decididamente liviana, de modo que debe haber otras fuentes de financiación que no han salido todavía a la luz. (NSA Media es una poderosa compradora de espacios publicitarios, que representa a varios de los mayores compradores de publicaciones y marcas de consumo del país, lo que podría ayudar a explicar por qué los periódicos más importantes hicieron tan pocas preguntas acerca de este proyecto tan impropio). La factura completa la pagó Donors Capital Fund, la súper-hermética organización «libertaria» sin propósito de lucro». Es un tipo de ONG que encubre propósitos políticos ocultos.