Ricardo Vicente López
La América del sur, pero no sólo ella, ha recibido diversas invasiones culturales: estilos de vida, modos de pensar, preferencias por las más diversas mercancías, gustos, modas, hasta el punto en que hablar en inglés es un signo de muy buena formación intelectual; lo contrario, no saberlo, es una muestra de pobreza intelectual. Los productos, de cualquier naturaleza, Made in USA (hechos en los EEUU), tienen garantía de gran calidad, sólo por llevar ese sello. Amigo lector, si Ud. está convencido de que en EEUU, los habitantes tienen un alto estándar de vida, y que su democracia es el modelo superior, espejo para aprender; si cree que los EEUU invaden países para democratizarlos, ha sido víctima del arte de la propaganda que creó Doctor Edward Bernays (1881-1995) [[1]].
Le pido, por favor, amigo lector, que no lo tome a mal; me comprometo a que en las sucesivas notas de Acquafortes de Yanquilandia, iré desarrollando estos temas. Muchos de ellos exigirán un esfuerzo de una credibilidad dificultosa. Por ello me comprometo a ser muy cuidadoso en la seriedad con la que voy a trabajar cada concepto, en la búsqueda de lo hoy muy devaluado: la verdad. Lo sucedido ha adquirido un papel fundamental para comprender los porqués de preguntas que nos angustian: ¿Cómo es que hemos llegado a extremos jamás imaginados?
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Parte sexta – Algunos ricos se están dando cuenta que así no se puede seguir – Los multimillonarios que quieren pagar más impuestos por miedo a un estallido social.
Por Marcelo Justo – Desde Londres
La organización Patriotic Millonaires, en Estados Unidos, propone la suba de la carga tributaria a los ricos para disminuir la desigualdad de ingresos. Lo hace preocupada por la creciente concentración de la riqueza que estaría poniendo en jaque la convivencia democrática. Críticas al capitalismo dominado por las finanzas.
También sugieren salir del fenómeno economistas, como Paul Krugman y Lawrence Summers, calificaron de estancamiento secular.
«El «patriotismo» de estos millonarios es apostar por una redistribución progresiva del ingreso. Cash dialogó con el director de Patriotic Millonaires, Morris Pearl, ex director de Black Rock, una de las firmas de inversión en más importantes el mundo».
¿Los ricos también lloran? Bernarda Llorente – Politóloga. Experta en Medios, Contenidos y Comunicación. Afirma:
«La política en deconstrucción. La furia se volvió desconcierto. Son conocidos como los “millonarios patrióticos”, están en la cima de la riqueza y desde allí vislumbran que un modelo cada vez más desigual e injusto no solo es cuestionable sino también insostenible. “EE.UU. tiene una responsabilidad moral, ética y económica de gravar más nuestra riqueza, deberíamos sentirnos orgullosos de poder hacerlo”, concluyen en una Carta Abierta firmas como las del magnate George Soros, la heredera y filántropa Abigail Disney, el cofundador de Facebook y autor de un libro dedicado a la desigualdad Chris Hughes o la billonaria familia Pritzker».
A contramano del dogmatismo económico –coronado en teoría y desmentido en sus prácticas– que asocia indisolublemente menores gravámenes impositivos con altas tasas de inversión y crecimiento, el reclamo de doscientos multimillonarios invita a apaciguar la codicia y pensar en el largo plazo. Abogan porque los aspirantes a ocupar la Presidencia estadounidense en 2025, indistintamente demócratas o republicanos, instauren un impuesto del 1%, al sector que condensa la mayor parte de la riqueza, el 1%. Para la élite económica las consecuencias para sus bolsillos serían casi imperceptibles. Para el conjunto de la sociedad, por el contrario, una mayor recaudación posibilitaría mitigar el cambio climático, mejorar la economía de los sectores medios y bajos, la instrumentación de un sistema de salud universal o una educación más accesible e inclusiva, por ejemplo.
La propuesta de los “patrióticos” responde a la preocupación de que la extrema concentración económica y, por ende, el crecimiento feroz de la desigualdad afecta los pilares en los que se asienta la democracia, “socavando la gobernalidad, la estabilidad y la integridad de la República”. Está en sintonía con un clima de época en el que la impronta presidencial exacerbó los ánimos, polarizó el debate, profundizó “grietas” y mostró sin tapujos el resquebrajamiento de un “sueño americano” que necesita repensarse desde una sociedad bien despierta.
No en vano, la mayoría de los precandidatos demócratas con posibilidades de competir por la Casa Blanca tienen perfiles definidos y propuestas radicales. Tanto Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Pete Buttigieg o Beto O’Rourke impulsan políticas equitativas y redistributivas asentadas en mayores gravámenes a la riqueza. Si la rebaja impositiva a los ricos fue la ortodoxia neoliberal de Trump, la senadora Warren propone aplicar una tasa del 2% a quienes posean un patrimonio superior a 50 millones de dólares y del 3% a quienes superen los mil millones. Lo que hasta hace poco tiempo parecía inviable, hoy forma parte del debate en ámbitos tan disímiles como los académicos, en las filas republicanas, e incluso en Davos.
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Sheelah Kolhatkar [[2]] en «Black Edge» cuenta la historia de cómo surgió la nueva y poderosa clase de multimillonarios de fondos de cobertura y la investigación sobre información, publicó en The New Yorker una nota con este título: «Los ultrarricos que argumentan que deberían pagar impuestos más altos»
«Ese año, el empresario Nick Hanauer, uno de los primeros inversionistas en Amazon, dio una charla TED [[3]] llamada «Cuidado, compañeros plutócratas, los Pitchforks están llegando». Después de describir sus múltiples hogares, su yate y su avión privado, Hanauer argumentó que Estados Unidos corría el riesgo de convertirse en una sociedad rentista neofeudal similar a Francia antes de la Revolución. En un ensayo en Político, escribió: Las revoluciones, como las bancarrotas, se producen gradualmente y luego de repente. Un día, alguien se prende fuego, luego miles de personas están en las calles y, antes de que te des cuenta, el país está ardiendo».
[1] Sugiero ver el documental de la BBC de Londres: El siglo del individualismo (2002)- es un documental británico que muestra, con mucha claridad, cómo las investigaciones de Sigmund Freud, Anna Freud y Edward Bernays han influido decididamente en las políticas de las corporaciones. Sostenía que: «La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones son una condición necesaria del capitalismo.
[2] Analista de fondos de cobertura, es redactora de The New Yorker, donde escribe sobre Wall Street, Silicon Valley, economía y política nacional, entre otras cosas. Ha escrito la columna Financial Page de la revista y ha presentado el programa de televisión pública «Playing By The Rules», sobre ética en el mundo de los negocios.
[3] TED Conferences, LLC es una organización de medios estadounidense-canadiense sin fines de lucro que publica charlas internacionales en línea para su distribución gratuita bajo el lema «ideas que vale la pena difundir».