Ricardo Vicente López
Parte II
He analizado del artículo del Profesor Noam Chomsky El control de los medios de comunicación (2007) en lo referente a las tesis de Walter Lippmann. La denuncia que expone, a lo largo de todo el texto, es grave en cuanto involucra los resultados presentes de lo estudiado, planificado e implementado en los EEUU. Los éxitos, respectos de los objetivos propuestos, han logrado una incidencia que se extendió por gran parte de lo denominado “Mundo libre”. Esto es un llamado de atención, una advertencia, que debe comprometernos en el estudio de este tema. En esta segunda parte analiza lo que se ha denominado las Relaciones Públicas, palabras que encierran un significado muy diferente al que se utiliza comúnmente hoy. Veamos la definición de wikipedia:
Se denomina Relaciones Públicas a un conjunto de técnicas cuyo objetivo es establecer un vínculo entre las partes interesadas. Sus objetivos se llevan adelante haciendo uso de una cadena de acciones de comunicación estratégica. De acuerdo al resultado pretendido, el técnico en relaciones públicas persigue vender, influir, promocionar, mutar la imagen o dar a conocer los intereses de su cliente (la empresa). Para ello emplea métodos, teorías y técnicas de la publicidad, el marketing, el diseño, la política, la psicología, la sociología y el periodismo. Se estima que en la actualidad el 80 % de los contenidos en los medios de comunicación proceden del accionar de un relacionista público.
La utilización de conocimientos aportados por las ciencias sociales: la psicología (sobre todo la psicología profunda de S. Freud), se fueron acercando a la investigación de un problema que se arrastraba desde el siglo XIX: el conflicto social y su necesidad de controlarlo. Sin embargo, cuando buscamos en Internet una definición de Relaciones públicas, nos encontramos con lo siguiente, en la página www.webyempresas.com:
“Relaciones públicas ¿cuál es su importancia? Se conoce las relaciones públicas como la ciencia o técnica para gestionar la comunicación entre una empresa y la sociedad, con la finalidad de construir y mantener su imagen representativa y positiva”.
En la página www.estudiodecomunicacion.com se puede leer:
“El buen ejercicio de las Relaciones Públicas es clave en la construcción de una buena reputación de marca. Los modelos y técnicas a aplicar en una empresa deben adecuarse hoy en día a los canales de comunicación. En este sentido, la estrategia a seguir de una empresa debe ser coherente en ambos campos y capaz de adaptar el modelo conversacional con sus stakeholders [partes interesadas] en función del qué, a quién, cuándo y cómo”.
En la página www.es.slideshare.net encontramos esta definición:
“El campo de Acción de las Relaciones Públicas es la construcción de una imagen corporativa. Las Relaciones Públicas es la ciencia que se encarga de gestionar la comunicación entre una organización y la sociedad, con el objetivo de construir, administrar y mantener su imagen positiva”.
En la página de la Universidad de Palermo nos encontramos con otra definición:
“Las Relaciones Públicas son un área de acción, de producción de contenidos, un área de interpretación y de conexión con los públicos. Desde sus orígenes las Relaciones Públicas han enfrentado un desafío conceptual… es una profesión que aún hoy padece las dificultades típicas de la ausencia de un cuerpo científico que garantice la categoría de ‘ciencia’”.
Comparemos las definiciones anteriores, muy asépticas, excesivamente profesionales, que, sólo en la que publica la Universidad de Palermo, aparecen las dudas sobre su status científico. Es decir, en qué sentido se puede hablar de ciencia. Leamos, entonces, a Chomsky para entender mejor:
Las relaciones públicas constituyen una industria inmensa que mueve, en la actualidad, cantidades que oscilan en torno a un billón de dólares al año. Desde siempre su función ha sido controlar la opinión pública, que es el mayor peligro que enfrentan las corporaciones. Tal como ocurrió después de la Primera Guerra Mundial, surgieron de nuevo grandes problemas: la gran depresión tenía que resistir los avances de una cada vez más numerosa clase obrera en proceso de organización. En primer lugar, la democracia estaba funcionando bastante mal: el rebaño desconcertado estaba consiguiendo victorias en el terreno legislativo; el otro problema era la capacidad cada vez mayor del pueblo para organizarse.
Lo que nos está diciendo Chomsky es que la masa trabajadora (llamada rebaño desconcertado) comenzaba a politizarse, a organizarse sindicalmente. No es difícil comprender que los grandes capitalistas estadounidenses estuvieran totalmente en contra de lo que estaba sucediendo. Por esta razón los grandes empresarios estaban muy preocupados por estos movimientos político-sindicales que se proponían la organización de los trabajadores, en sus diversas ramas. A lo lejos, el ejemplo de la Unión soviética era un fantasma que asustaba.
Mi propósito es mostrarle, amigo lector, cuál fue desde su origen la función que debía cumplir esta pretendida “nueva ciencia”. Al mismo tiempo subrayar la estrecha relación de ella con la solución de conflictos que amenazaban la estabilidad del sistema capitalista. Pero hoy, un siglo después de aquellos orígenes, los sectores empresarios necesitan definirla de un modo tal que logre ocultar su verdadera función. Es necesario saber que, en el ámbito académico, hay una complicidad que se demuestra en el silencio de toda crítica sobre lo que se ha configurado como una carrera universitaria.
Voy a retomar el análisis del artículo de Noam Chomsky El control de los medios de comunicación (2007). Para hacerlo en profundidad vamos a fragmentarlo en partes como he propuesto en el texto anterior [[1]]. Ello nos posibilita detenernos en cada tema y darnos el tiempo necesario que exige la reflexión sobre lo que nos está diciendo. La denuncia que expone el Profesor, a lo largo de todo el texto, es grave lo cual debe comprometernos en su estudio para comprender los mecanismos de dominación y manipulación que hoy se ocultan tras la cortina de la Prensa Libre. Nos propone revisar lo que en los EEUU se denomina las Relaciones Públicas, palabras que encierran, como hemos visto, un significado muy diferente al que se utiliza comúnmente hoy.
El recurso de acudir a los conocimientos aportados por las ciencias sociales: la psicología (sobre todo la psicología profunda de S. Freud), que le otorgaban un cierto nivel científico, se fue acercando a la investigación de un problema que se arrastraba desde el siglo XIX: el conflicto social y su necesidad de controlarlo.
Quiero recordarle, amigo lector, que no debe olvidar el tono irónico que utiliza el maestro Chomsky. Está analizando el pensamiento político del establishment de los EEUU en la época de entreguerras. Leamos como lo plantea:
Efectivamente, si hubiera muchos individuos de recursos limitados que se agruparan para intervenir en el ruedo político, podrían, de hecho, pasar a asumir el papel de participantes activos, lo cual sí sería una verdadera amenaza. Por ello, el poder empresarial tuvo una reacción contundente para asegurarse de que eso no debía seguir avanzando. El avance de las legislaciones laborales debía detenerse. Debía representar el principio del fin de esta desviación democrática de las organizaciones populares. Y funcionó.
Se está refiriendo al proceso político de la década de los treinta, bajo el gobierno Franklin D. Roosevelt (1933-1945). Para poder avanzar en su plan de reformas políticas, que posibilitaran salir de la profunda crisis, se apoyó en parte en las organizaciones sindicales contra el poder de la derecha liberal. Cuando Chomsky escribe asume la palabra de los trabajadores. Entonces nos muestra cómo funcionó el poder del establishment:
A partir de ese momento la capacidad de actuar por la vía sindical fue cada vez menor. Y no por casualidad, ya que estamos hablando de la comunidad empresarial. Comenzó a gastar enormes sumas de dinero para afrontar y resolver estos problemas a través de la industria de las Relaciones Públicas y otras organizaciones. Su principio fue reaccionar, en todo momento, de forma inmediata para encontrar el modo de contrarrestar estas desviaciones democráticas (¡así como se lee!).
Tal vez, Ud. amigo lector, se puede encontrar perplejo,
porque cosas como estas se hayan podido hacer, a pesar de su flagrante
ilegalidad, nada menos que en la supuesta cuna de la democracia. Nuestra
inmediata respuesta es: esto es una prueba más de la enorme capacidad
propagandística y de los manejos de los grandes medios de comunicación. Además
debemos agradecer la sagacidad y valentía de un Maestro como Noam Chomsky que
ha investigado y publicado estas cosas.
[1] Ver La “democracia del espectador” y la manipulación mediática del “rebaño desconcertado” – Parte I en Kontrainfo – 18-4-2020.