En los EEUU hay un tipo de organización, que se escuda bajo la forma de una “fundación” (sin propósito de lucro aunque sí políticos), que permite un espectro de acciones muy amplio. Hace muchas décadas que funcionan allí. Debe recordarse que muchas universidades Están amparadas y sostenidas por esta forma institucional. «Donor’s Capital Fund es una “organización de apoyo” de Donors Trust, una organización hermana sin fines lucrativos. Ambas están comprometidas con la meta de “resolver las necesidades de bienestar social con fondos privados”, en lugar de recurrir a soluciones gubernamentales: puesto que quieren un Estado pequeño intentan demostrar que puede hacerse sin su intervención (principio libertario). Teniendo en cuenta que hay 43 millones de norteamericanos que viven por debajo del umbral de pobreza, resulta fascinante que este tipo de personas destinen 17 millones de dólares no a aliviar el hambre sino a empaquetar DVDs. Que coman plástico, tal vez sea eso». El objetivo es muy evidente: no importa cuál sea la situación social lo que es necesario es que no posibilite el conflicto para lo cual el lavado de cerebro es un mecanismo muy eficiente.
En 2008, el Clarion Fund se convirtió en el mayor beneficiario de Donors Capital Fund por un amplio margen, recibiendo 17.778.600 dólares. Esa suma constituía el 96% de todos los fondos recibidos por el Clarion en 2008 y nueve veces sus ingresos de 2007. La desproporción entre el patrimonio con que cuenta la organización y el monto de las donaciones no despierta recelo puesto que el control que se tiene sobre ellas es muy sólido. El mecanismo de protección sobre el nombre de los donantes protege la capacidad de operar desde las sombras a los hombres de las más grandes fortunas. Ese es el caso del ya mencionado Charles Koch, uno de los donantes de Donors Capital y Donors Trust. Dos beneficiarios que recibieron repetidas y apreciables subvenciones y figuran entre las favoritas de las fundaciones de Koch. La impunidad en que se han amparado los donantes “anónimos está garantizada por el secreto que guardan a este respecto esas organizaciones. «Lo que es seguro que el o los donantes tenían todas las razones del mundo para creer que nunca serían descubiertos. La organización aconseja a sus donantes en su espacio en red: “Al contrario de lo que sucede con las fundaciones privadas, las donaciones de su cuenta seguirán siendo tan anónimas como usted desee»».
«Otras son: la George Mason University Foundation y el Institute for Humane Studies. Otro vínculo es el de Claire Kittle que trabaja como directora ejecutiva de Talent Market y era la anterior responsable del programa de liderazgo y desarrollo de talentos [Program Officer for Leadership and Talent Development] de la Charles G. Koch Charitable Foundation [Fundación Caritativa Charles G. Koch]. Un proyecto de Donor’s Trust es Talent Market.org, una oficina de cazatalentos para buscar personal a las organizaciones sin ánimo de lucro que sea gente «correcta», se entiende este concepto como “gente de derecha”. Tenemos también a Whitney Ball, presidente tanto de Donors Capital Fund como de Donors Trust. Ball fue uno de los invitados estrella en el festejo secreto de Aspen , sólo para invitados, que organizó Charles Koch en junio de este año, tal como informó ThinkProgress.org. En la lista de invitados de la celebración de Koch figuraba también Stephen Moore, miembro de la junta editorial del Wall Street Journal. Moore es director del Donors Capital Fund. Y poniendo el broche final de tan estrechos lazos está Lauren Vander Heyden, que trabaja como coordinadora de servicios a los clientes [Client Services Coordinator] en Donors Trust. La señora Vander Heyden trabajó anteriormente como coordinadora de subvenciones y analista política de la Charles G. Koch Charitable Foundation».
Probablemente, para el lector que no ha tenido lecturas sobre este tipo de ONGs, le resulte un poco pesado todo este tipo de información. En mi descargo debo decir que es necesario conocer su funcionamiento porque su modo de operar desde las sombras las convierte en invisibles para el tan famoso “hombre de a pie”. Se parapetan en instituciones con nombres, trayectoria, actividades blancas y limpias, protegidas por el silencio de los grandes medios de comunicación, beneficiarios de la publicidad que pagan las empresas comerciales de propiedad de las más grandes fortunas. En nuestro país campea una inocencia muy grande sobre el particular que puede llevar a no comprender todo lo que intento mostrar. Si el tipo de denuncia que ha aparecido en estas notas sobre el accionar de las campañas políticas sorprende, creo que la “denuncia” del veterano en estas lides Mariano Grondona sobre “las juventudes hitlerianas” en la Plaza de Mayo debería alcanzar para comprender que no estamos tan lejos. Además, y esta es mi convicción, el nivel cultural y político del pueblo argentino (a diferencia de la ingenuidad del norteamericano) hace más difícil este tipo de maniobras, aunque no sean imposibles.