La percepción o la intuición de que el hombre de hoy se mantiene alejado de la lectura de temas que plantean, directa o indirectamente, problemas lindantes con la espiritualidad, sin entenderse esto en clave teológica o religiosa, me empujaron a ofrecer algunas reflexiones sobre el tema. Éste aparece una y otra vez en las conversaciones cotidianas, en la prensa y hasta en las casas de estudio. Su olvido, o su malversación, ensanchan un vacío que angustia a una parte considerable de las personas que, en una proporción importante de ellas, ignora el mal que las aqueja y de los orígenes de ese malestar.
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