Nos estamos enterando de la relación que se puede establecer entre especulaciones financieras, acuerdos entre Estados, guerras provocadas y las crisis a que dieron lugar como consecuencias de planes preparados y ejecutados por los dueños de los grandes bancos. Sigue el Dr. Polk: «Los resultados de dos guerras mundiales, en las cuales un cártel bancario privado había escrito en última instancia las condiciones de la rendición económica y financiera, habían llevado por obligación a los vencidos al papel de participantes en la mayor estafa de la historia humana: la creación de dinero de la nada mediante deudas, con pagos de interés en flujo permanente a la esfera de la elite bancaria privada. Todo a escala global. Muchos de los vehículos y recursos de inversión discutidos cada vez en más estudios han vinculado con mucho éxito la esfera política con la corporativa/financiera entre las que ya es imposible ver una separación clara. No obstante, entre amplios segmentos de las poblaciones en muchos países, los ciudadanos votantes siguen convencidos de la santidad de las autoridades elegidas. Esas convicciones se basan en una publicidad falsa, y los votantes no han visto la fusión entre el capital y la exitosa ocupación de campañas y puestos realizada regularmente tras las pantallas de humo de los medios de comunicación masivos».
Es munición muy pesada la que está disparando nuestro investigador. Llega a decir: «En una serie de casos importantes, incluso los movimientos de oposición y protesta han sido comprados y escenificados». No debe perderse de vista el proceso de rebelión popular en los primeros meses de 2011, en el norte de África, partiendo de esta afirmación. Para el Dr. Polk esto incluye la campaña de Barack Obama para la presidencia con su eslogan «¡Sí, podemos!». A la luz de las políticas implementadas desde su llegada a la Casa Blanca afirma que la cantidad de votantes: «se puede considerar ahora como el coro lamentable de los que fueron engañados por el cambio en el que creían. El cambio vino pero en forma de continuos rescates a los bancos de Wall Street y la colocación confortable por el propio Obama del ex jefe de la Reserva Federal de Nueva York en el trono del tesoro de EE.UU., inmune a la crítica y a la reprimenda. No le impidieron enviar sus urgentes correos electrónicos al abogado de AIG instándolo a guardar silencio como reacción a las consultas del Congreso sobre la dimensión de los fondos de rescate de la Reserva Federal canalizados a los bolsillos de Goldman Sachs».
Como cobertura de lo que se estaba negociando el Dr. Polk se refiere a las publicaciones de los grandes medios que se ocupaban de las andanzas sexuales del golfista Tiger Woods. Gracias a lo cual para el ingenuo pueblo estadounidense no ha pasado nada. Los procedimientos esquemáticos realizados por el FMI, el Banco Mundial, y la OMC adquieren frecuentemente un carácter descaradamente absurdo. Como prueba de las imposiciones, que están por fuera de los estatutos de estas instituciones, a países de la periferia cita: «Así fue en el caso del programa de ajuste estructurado citado frecuentemente, desarrollado para Bolivia en el Documento Marco de Política para 1998-2001 del Mecanismo Reforzado de Ajuste Estructural (ESAF por sus siglas en inglés). A cambio de préstamos del FMI, muy necesarios, se exigió a Bolivia que transfiriera los “derechos” del sistema de aguas de Cochabamba a la firma privada de Aguas de Tunari, subsidiaria del consorcio International Water Ltd./Bechtel Corporation».
Para demostrar que el proyecto de globalizar el planeta y colocarlo al servicio de las finanzas internacionales afirma: «El modelo de crisis seguida por un plan prefabricado para una solución global ha sido constante desde principios del siglo XIX, cuando las elites bancarias europeas intentaron todas las posibilidades con el fin de establecer un banco central en suelo estadounidense. Eran los mismos intereses estructurales que terminaron por llevar a la aprobación de la ley Glass-Owen (1914). Y dentro de este modelo también se encuentran los orígenes de la actual crisis financiera, específicamente dentro de las más altas esferas del sistema de la Reserva Federal».
Las últimas consecuencias reveladas hasta este momento las encuadra a partir de un suceso de extrañas resonancias: «Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, D. C., la Reserva Federal fue “obligada” a reducir los tipos de interés a un mínimo con el fin de evitar un posible colapso de una serie de importantes bancos e industrias. Esta acción posibilitó la decisión de las filiales de esos bancos en todo el país de ofrecer créditos fáciles, en particular para hipotecas inmobiliarias. Dos años después, todo el país vivió un frenesí de compras de casas con perspectivas de fáciles y rápidos aumentos del valor de las casas año tras año “hasta el fin de los tiempos”. Numerosos inversores compraron dos o tres con la esperanza de convertirlas en innumerables miles de dólares de ganancia». La crisis financiera 2007-8 fue el corolario de ese plan.