Ricardo Vicente López 9-9-2015
La razón de mi insistencia en avanzar sobre la investigación del atentado a las Torres gemelas es la sospecha, nada sagaz, de que el lector de estas columnas puede resistirse a creer lo que estoy analizando. Sin embargo la importancia del hecho, más las profundas consecuencias posteriores no permiten olvidarlo. Prueba de ello es la recurrencia de importantes investigadores estadounidenses en volver sobre el tema. Voy a citar a dos de ellos, importantes y acreditados intelectuales. Uno es un conservador, miembro del establishment estadounidense, el Doctor Paul Craig Roberts (1939), economista, escritor y periodista. Fue Secretario del Tesoro del presidente Reagan y es considerado uno de los fundadores de la Reaganomía (su política económica). Fue editor y columnista de importantes medios como el Wall Street Journal o la revista semanal Business Week.
En mayo de 2007 publicó un artículo que tituló Desenmascarando el 11-S – 100 investigadores independientes niegan la versión oficial. Lo fundamenta en algunos de los varios libros en los que se ha criticado el Informe de la Casa Blanca cuyo autor es el profesor e investigador Doctor David Ray Griffin (1939), profesor de Filosofía de la Universidad de Oregón. Roberts califica al autor con estas palabras:
Se ha convertido en una de las principales fuentes de información y de investigación creíbles acerca de los atentados del 11 de septiembre en los EEUU y que busca sobre todo desenmascarar las manipulaciones de la administración Bush. Sin duda alguna sus libros constituyen la más concienzuda, minuciosa, profunda presentación y examen de todos los hechos relacionados con el 11-S. El profesor Griffin es una persona sensible a las evidencias, a la lógica y al razonamiento científico. Por sus conocimientos y profundidad de análisis no hay nadie semejante a él en el bando oficial.
Comienza Roberts con una cita en la que critica el Informe. Dice:
Las dos torres no colapsaron. Implosionaron y se desintegraron, como fue también el caso del edificio número 7 del World Trade Center, que también implosionó, pero sin que a éste lo embistiera ningún avión (…) Los daños causados por los aviones y los limitados fuegos que originaron no alcanzan para explicar la desintegración de los edificios. (subrayados RVL)
Continúa el autor del artículo afirmando que, desde el comienzo, el profesor Griffin sostiene lo que debe enfrentar es una elección y selección dentro de una gran masa de información confusa y contradictoria:
Dos teorías conspirativas: 1.- la oficial y 2.- la alternativa. La primera de esas teorías dice que musulmanes fanatizados, que no estaban capacitados para manejar aviones, burlaron y derrotaron el aparato de seguridad estadounidense y tuvieron éxito en tres de los cuatro ataques, utilizando aviones como proyectiles. La otra teoría dice que la seguridad falló por causa de la complicidad de una parte del gobierno con los atacantes. (subrayados RVL)
Según Griffin el problema radica en que no hubo ninguna investigación independiente de lo sucedido. Nada de lo investigado y publicado se aparta de la versión oficial. ¿Qué fue el Informe Oficial?:
Un informe de una comisión política presidida por un hombre de la administración Bush, el Sr. Philip Zelikow, lo mismo respecto del informe del NIST (National Institute of Standard of Technology) y el de la revista Popular Mechanics. Todos ellos son científicos que trabajan o dependen de subvenciones o subsidios del gobierno federal. Lo que publicaron fueron opiniones, pero no evidencias en apoyo de la teoría oficial. En la otra vereda se encuentran más de 100 investigadores independientes cuyas carreras todas estuvieron avaladas por una muy buena formación, especialización y entrenamiento en el análisis y la investigación. Esos análisis están todos o casi todos disponibles on line. (subrayados RVL)
Cualquiera que crea en la honestidad del gobierno de los EEUU o de la administración de los Bush no se encontrará cómodo con lo que los libros de Griffin demuestran. Los lectores tendrán que confrontar, lo mismo que el lector de estas columnas, con el hecho perturbador de que:
Las autoridades de la Casa Blanca incautaron y secuestraron las evidencias forenses que quedaron como resultado de la destrucción de los ¡tres! (y ¡no dos!) edificios del complejo del Worl Trade Center, del ataque al Pentágono y del avión que se habría estrellado en Pensilvania. Esa maniobra impidió el examen forense por expertos de los rastros y las pruebas. La fragilidad científica del informe del NIST es asombrosa. Prosperó porque la gente acepta sus conclusiones sin examinar nada. (subrayados RVL)
No hay espacio en esta columna para presentar todas las evidencias que reunió Griffin. Pero la mención de unos pocos hechos debería ser suficiente para alertar a los lectores que fueron víctimas de todos estos ocultamientos y de las mentiras de la administración Bush. Ejemplos de las contradicciones:
Los daños causados por los aviones y los limitados fuegos que le siguieron no pueden explicar la desintegración de los edificios. Los enormes esqueletos de acero de las torres comprendían un gigantesco dispositivo que absorbía el calor y eliminaba el producido por fuegos limitados. El informe final del NIST dice que el acero de solamente tres columnas alcanzó temperaturas arriba de los 250 grados Celsius.
Es decir, es el equivalente a unos 120 grados centígrados. Un horno auto-limpiante de los que tenemos en nuestras casas alcanza temperaturas más altas que esa y el horno ni se funde ni se deforma. El acero comienza a fundirse a los 1500 grados centígrados.
El Doctor Griffin publica declaraciones de bomberos, de policías y de inquilinos sobrevivientes de las torres que dicen haber oído series de explosiones previas a la desintegración de los edificios. Esos testimonios fueron ignorados y silenciados por los defensores de la teoría oficial. Lo más probable es que se hayan utilizado poderosos explosivos del tipo de los que se usan en las demoliciones, ya que estos tienen la capacidad de producir temperaturas de 5000 grados.
Otra impresionante contradicción de la teoría oficial es el tratamiento diferente de los impactos de los aviones que impactaron en el World Trade Center y el del Pentágono. Por ejemplo: en el caso del Pentágono, todo el énfasis se coloca en tratar de explicar por qué puede ser que un avión pueda producir tan poco daño. En el caso del World Trade Center es al revés. Todo el énfasis se pone en tratar de explicar por qué dos aviones sí que pueden provocar semejante volumen de daño.
Fuente: Confronting the Evidence on 911 – www.youtube.com/watch?v=UJPxwHk-izs