Ricardo Vicente López – 12-8-15
Volvemos a la saga del Nuevo Orden Mundial. En una columna anterior apareció mencionado un personaje extraño, para estos tiempos de mercados globalizados, mercantilización del pensamiento, desvalorización de la palabra… Estos son tiempos en los que el horizonte directivo de la política, la economía, las finanzas, –conformado por todos aquellos cuya meta es obtener un cargo de algo en alguna parte− aparece sometido a la lógica de las tácticas y maniobras de corto alcance. Esto no significa que no haya necesarias y posibles excepciones. Sus objetivos de máxima se reducen a la obtención de pequeños triunfos para ubicarse en posiciones de privilegio. Con conciencia o sin ella de la deuda que contraen, directa o indirectamente, con los grandes jefes de las multinacionales.
Es por ello que detenerse, aunque más no sea brevemente, en algunos perfiles de la vida de Seán MacBride, es hablar de un tipo humano que en las décadas últimas, caracterizadas por la mercantilización de la vida, pareciera haber haberse encaminado a su extinción. Sin embargo, aún siguen naciendo personas de esa estirpe aunque los medios no permiten que las conozcamos. Debo confesar que esos personajes extraños me apasionan. Hay una expresión inglesa que los denomina los outsiders. Son rebeldes frente a sistemas injustos, opresores, deshumanizantes.
Nuestro personaje fue un irlandés, que vivió bajo el sometimiento a la monarquía británica, por lo que no puede sorprender que su vida haya sido la de un rebelde indomable. Ese tipo de persona a las que se refería Beltold Brecht: «Hay personas que luchan un día y son buenas. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay personas que luchan muchos años y son muy buenas. Pero hay personas que luchan toda la vida: esas son las insustituibles». Veamos:
Nació en Dublín en 1904, fue desde muy joven un activista y político que militaba por la independencia de su patria. Cuando tenía 13 años, se unió al Ejército Republicano Irlandés (IRA), una organización rebelde, compuesta por voluntarios irlandeses que abogaban por un Estado soberano e independiente respecto al Reino Unido. Definiendo como su territorio la isla entera de Irlanda, incluyendo la nación constitutiva de Irlanda del Norte. Llegó a ser Jefe del Estado Mayor de esa organización. La abandonó en 1936 para seguir el camino institucional. Al año siguiente, terminó sus estudios de Derecho en la Universidad de Dublín y trabajó como periodista. En 1950 llegó a ser Presidente de los Ministros de Asuntos Exteriores del Consejo de Europa y Vicepresidente de la Organización para la Cooperación Económica Europea.
MacBride perteneció a un grupo de abogados que fundó en el Reino Unido la organización Justice (Justicia), basada en los derechos humanos y la reforma de la Ley. Participó en numerosas organizaciones internacionales relativas a los derechos humanos, entre ellas fue Administrador de la International Prisoners of Conscience Fund (Fundación Internacional de Presos de Conciencia), cuya tarea fue la defensa de todos aquellos que se negaban a conductas que contradecían sus convicciones más profundas (raza, religión, política, etc.).
Llegó a ser miembro fundador de Amnistía Internacional y presidente de la misma. Hizo una gran campaña contra la persecución, la intolerancia y las injusticias. Por su trayectoria fue elegido Secretario General de la Comisión Internacional de Juristas. Durante este tiempo creó y fue Presidente de la Junta de Organizaciones no Gubernamentales que defendían la protección de los derechos humanos. También fue elegido en dos ocasiones Presidente de la Cumbre Internacional de la Paz.
En 1971 escribió The Right to Refuse to Kill: A New Guide to Conscientious Objection and Service Refusal (castellano: El derecho de negarse a matar: una nueva guía para objetores de conciencia). En 1977 fue nombrado presidente de la Comisión Internacional de Comunicación. Más tarde, en 1980, fue nombrado presidente de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Su trabajo dentro del ámbito de la comunicación se relaciona principalmente con la etapa de su Presidencia de la Comisión Internacional de Comunicación. En esta comisión se debatieron los problemas que se diagnosticaron en el campo de la comunicación, cuyas causas fueron definidas como las alteraciones que tenían origen en las nuevas tecnologías, las trabas al libre flujo comunicativo, etc. Como resultado de esos debates surgió lo que se denominó el NOMIC (Nuevo Orden Internacional de la Información y de la Comunicación), que dio lugar a la redacción del Informe MacBride. Este informe mostraba perfiles de una crítica muy dura a la desigualdad que se había instalado en el campo internacional de la comunicación entre países con accesos muy diversos a los medios de información.
El “Informe MacBride” se realizó en 1980 y surgió como instrumento de denuncia sobre la calidad, la distribución y el dispar acceso a la información que existía en aquella época. Las grandes compañías de comunicación controlaban el medio y las noticias que siempre eran las mismas. Este informe fue editado en la lengua española bajo el nombre de Un solo mundo, múltiples voces que se convirtió en un texto relevante a escala mundial. Lo corrosivo de los análisis y la dureza de las conclusiones del Informe de la UNESCO, presentó una novedad política inesperada y altamente conflictiva. MacBride a sus 76 años no dejaba de ser un rebelde.
Desde el punto de vista de la historia de estos organismos internacionales se había producido, sin antecedentes previos, una desobediencia y un enfrentamiento con los poderes que dominaban el mundo comunicacional.
En el debate en Naciones Unidas por el contenido del Informe los Estados Unidos rechazaron sus contenidos. Siendo uno de sus principales componentes y aportantes a la financiación de la UNESCO tomó la decisión retirarse de la organización y quitar la financiación para su funcionamiento.