Yo acuo
Estamos viviendo tiempos difíciles. Si hay frases gastadas esta debe estar entre las que ya cuesta trabajo leerlas. No por ello deja de decir una verdad inconmovible. Lo que no estoy en condiciones de afirmar es que estos tiempos habiliten a hacer cualquier cosa, con el asunto de la relatividad de valores ya no hay uno que se mantenga en pie. Sin embargo, esto no impide que gente con firmes convicciones dejen de decir lo que es necesario decir. Traigo de la memoria el recuerdo del escritor francés Emilio Zola quien no pudo dejar de decir que lo que se estaba haciendo con el militar Dreyfus, acusado de “alta traición”, era una injusticia. Por ello publicó en el diario L’Aurore su famoso “Yo acuso (Carta al Presidente de la República)”, con lo cual logró que le fuera restituido el grado al militar y su buen nombre y honor. Pagó con la cárcel su osadía en un proceso por difamación que le condenó a un año de cárcel y a una multa de 7.500 francos (con los gastos). Magnífico ejemplo.
Comprenderán que yo no me atrevo a ser ni la sombra de un Zola, pero no puedo dejar de decir que se está difamando a los prohombres de la patria. Ya vimos que una minucia como ser portador de un título que no habían conseguido echa por el piso trayectorias impecables como la del, ya citado en esta página, ex –Licenciado Telerman, ahora la del ex –Ingeniero Blumberg. Ante tantas cosas importantes que pasan en este país, como dijo otra eminencia de los medios de comunicación, Llamas de Madariaga, se puede perder tiempo en esas minucias. ¿Quién que se acostumbra a que lo llamen Doctor, Licenciado, Ingeniero u otras denominaciones triviales como esas, no puede estar acordándose de si había estudiado la carrera? ¿Qué importancia tiene?
No será que, ante el majestuoso avance de la derecha, imparable en el mundo, otro tanto en nuestro país, hace que esos demagogos del progresismo izquierdoso, esos que pretenden que la gente de bien “viva tras las rejas, mientras los delincuentes andan libres por las calles” (otra frase bastante gastada) se ponga en duda la prosapia de los mejores. Me parece que ya hemos perdido el parámetro de quienes somos gente de bien y quienes son delincuentes. Debe quedar claro que los honestos somos siempre nosotros y los delincuentes son ellos.