En una nota reciente publicada en Red Voltaire.net, que lleva por título Brasil vs. Banco del Sur, cuyo autor es el economista peruano Oscar Ugarteche, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd), incursiona en algunos temas que deben ser mantenidos en la primera plana de la conciencia de los pueblos. Claro está que esa no es tarea que se pueda esperar hagan los grandes medios de (in)comunicación. Lo que lo lleva a escribir es la cantidad de idas y vueltas que va mostrando la creación del Banco del Sur. No es novedad que en esto, como en cuanto tema que roce los intereses financieros de los centros de poder, el debate sobre las formas jurídicas y administrativas que se deben adoptar aparecen enmarañadas en una serie de cuestiones, aparentemente técnicas. Éstas van empujando los términos de dicho debate hacia un laberinto dentro del cual se hace muy difícil encontrar la salida.
Y no faltan en esta discusión las opiniones de personalidades relacionadas, dependientes, financiadas, sostenidas, o como se desee llamar a los economistas, financistas, académicos en general, que están ligados a las entidades internacionales en la materia. Muchas veces, a través de una telaraña no fácil de detectar a simple vista. Pero, no debemos desesperar. Siempre aparece alguien, que con esa mezcla extraña hoy de honestidad intelectual y compromiso con los intereses de los pueblos, hace oír su voz y despeja la neblina que se esparce sobre la información pública. El autor de la nota que comento está dentro de esa categoría, y acompaña su pensamiento con títulos académicos y publicaciones en las que va dejando su posición. Sólo quiero citar dos pequeños párrafos, por lo agudo y preciso de su formulación:
“… el FMI, ya sabemos, primero deja que se ahogue el pasajero mientras estudia las condiciones con las que lo irá a rescatar y luego recoge el cadáver de la orilla, normalmente echándole la culpa de haberse ahogado”.
La analogía es estremecedora pero, no por ello, menos impactante y clarificadora. Ante tanto parloteo, que se sigue oyendo en todos los medios sobre la necesidad de mantener buenas relaciones con la benemérita entidad de crédito, estas palabras obligan a pensar. Con escuchar atentamente a personeros como los señores Morales Solá, M. Grondona, etc. se podrá tener una clara idea de lo afirmado. Para que no queden dudas de las palabras anteriores nuestro autor vuelve a la carga:
“Una lección aprendida en el siglo XX es que los gobiernos republicanos tienen un manejo poco responsable de la economía y que le cargan al resto del mundo sus problemas económicos de forma que los pobres del Tercer Mundo terminamos pagando por el gasto de los ricos estadounidenses cuando estos pagan progresivamente menos impuestos y su gobierno hace una guerra. Esto es verdad desde Coolidge, Harding .y Hoover pasando por Nixon, Reagan y ahora Bush Jr.”.
Entonces ¿quién presta a quién? ¿quién paga por quién? Debemos empezar a decidir sobre estas cosas porque debemos entender, parafraseando la advertencia de W. Churchil que: “La economía es una cosa demasiado seria para dejarla en manos de los economistas”.
One comment to “El FMI y los naufragios”
One comment to “El FMI y los naufragios”
Es sabido, que del presupuesto teorico sosten del liberalismo: «el hombre es egoista e individualista»; se desprende la equivalencia: «cuanto màs lo son las estructuras gubernamentales y decisiones polìticas de los poderosos de los Estado, que hacen en la practica de sus interelaciones «impersonal este presupuesto», elevàndolo a la categoria de un accionar beligerante y de manipulaciòn, maquillado de aparente empatia;
para someter y macrofagocitar a los que màs ayuda necesitan. No es observar como un paranoico, ni un descreido; pero sin llegar a ese extremo no debemos pecar por apreciar la realidad desprevenidos de la propia historia «ciclica» que se repite por esta causalidad de «presupuestos».
Un viejo sabio dijo » en el dos mil unidos o sometidos»;… quizas es hora de comenzar a dar a luz esa uniòn de voluntades que pueden ser de mucha diversidad; pero saludables para nuestra Naciòn por respetar la dignidad del hombre por encima de todo «presupuesto».-
Gracias Maestro, No afloje. Norberto I. Garcia, M.d.P