Un tema que fue apareciendo reiteradamente en las declaraciones del presidente anterior, y que se vuelve a presentar en la actual presidenta, es la incidencia de los medios de comunicación en la conformación de la opinión pública. El manejo que los diversos medios han hecho de este tema coincidían en un punto: los medios se limitan a informar, ellos no crean las noticias. Por lo cual reducían las declaraciones de algunos funcionarios a un simple argumento defensivo o elusivo. Esto no significa que los políticos y funcionarios no hagan uso de esos recursos, sino que la búsqueda de la verdad exige colocar las cargas donde corresponde.
Si traigo este problema a cuento es porque recientes declaraciones del sociólogo Lucas Rubinich, Director de la carrera de Sociología de la UBA, en una entrevista publicada el 17-2-08 por Página 12, arrojan cierta luz sobre esta problemática.
Ante los resultados de las elecciones presidenciales recientes otro sociólogo, también prestigioso, el Doctor Manuel Mora y Araujo, habló de la reaparición del “voto gorila” como él lo definió. Supongo que para muchos lectores menores de cincuenta años les habrá producido una extraña sensación la utilización de ese viejo calificativo. Rubinich vuelve sobre el tema y avanza en la detección de las posibles causas de ese fenómeno socio-político: “Esos componentes folklóricos del antiperonismo creo que están muy relacionados con acciones muy fuertes de los medios”, por lo cual estos medios no se limitan a informar sino que crean opinión.
Sigamos leyendo: “Uno de los grandes problemas que pueden llegar a tener los partidos populares que gobiernan es su dependencia de un sistema monopólico de medios, que tiene una influencia más que significativa en la construcción de ciertas visiones del mundo. Obviamente, no son culpables de todo lo que pasa, pero en una situación de extremo deterioro de los partidos políticos, de fragmentación social, que uno se encuentre por el otro lado con monopolios de medios de comunicación masiva, que tienen una mirada más o menos común acerca del status quo mundial, es realmente un contrincante político más que importante y a tomar en cuenta”.
La claridad de lo que sostiene y la contundencia de sus afirmaciones eximen de mayores comentarios. La sagrada opinión pública, tan cortejada y adulada por los comentaristas de los medios, resulta ser en gran parte nada más que el resultado de las prédicas de estos mismos medios. Este resultado es el desarrollo de políticas empresarias que posibilitan la concentración de medios en pocas manos. Por tal razón dice Rubinich: “Si nosotros hacemos un análisis de quiénes son los propietarios de los medios de comunicación, cuáles son las miradas que están presentes en esos medios, vamos a ver que tienen una capacidad por imponer inclusive situaciones que no tienen mucha realidad. Bueno, eso es algo que los partidos tradicionales y populares deberían tomar en cuenta”.
Agregaría yo no sólo los partidos, se torna imprescindible que todos aquellos que tenemos alguna capacidad de comunicar, desde docentes a periodistas independientes, políticos y profesionales, se hicieran cargo de hacer llegar a un público más amplio, más desprotegido en este aspecto, más inocente e ingenuo por lo tanto, este tipo de reflexiones. Se impone en la construcción de una democracia participativa e inclusiva la claridad y transparencia de la información. Esto no puede ser dejado en manos de los traficantes de la información que la ponen al servicio de sus intereses corporativos.