El periodista y escritor Xavier Caño Tamayo, participante del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) en España, realizó una investigación que publicó en el Diario la Opinión de Los Ángeles, EEUU, que llevó por título Blanqueo de dinero e hipocresía económica. El solo leer el título ya nos pone en la pista de una sospecha largamente comentada entre amigos o profesionales pero que se tiene mucho cuidado de decirlo en voz alta. Allí afirma:
«Según los cálculos realizados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por la ONU, anualmente se blanquean en el mundo más de 600,000 millones de dólares conseguidos por el delito organizado en todo el mundo. Ese lavado de enormes cantidades de dinero sucio es imposible sin el concurso y la complicidad de buena parte del sistema financiero legal. Al hablar de dinero negro o sucio es preciso hacer algunas precisiones previas. Se denomina así tanto al dinero obtenido en actividades delictivas como al proveniente de la evasión de impuestos, pero las cifras que vamos a dar se refieren al dinero que es fruto del crimen organizado. Ese es un dinero negro que se lava o blanquea, según el término acuñado hace más de 60 años en Chicago, en el esplendor de los gángsters, para utilizarlo en el sistema económico legal».
Dos datos se imponen: a.- la cifra es impactante y está calculada por dos instituciones internacionales; b.- la certeza, dado que no puede ser de otro modo, que sin la complicidad da la banca legal esas operaciones son imposibles. Si la banca internacional tiene por objeto ganar dinero no es difícil de creer que un negocio de las dimensiones que se ha denunciado no tiente a los ejecutivos, con mayor razón en cuanto que por provenir de operaciones ilegales de todo tipo la rentabilidad es largamente mayor que una operación normal. «Lo que está fuera de toda duda es que las grandes entidades financieras se prestan al blanqueo de enormes cantidades de dinero negro por lo que perciben jugosas comisiones. Es impensable imaginar el blanqueo de dinero negro sin la colaboración y la lealtad de algunos de los más grandes bancos de actuación internacional».
De inmediato nos asalta la pregunta: ¿Qué se hace con esa masa de dinero? Nuestro investigador nos dice: «Muy buena parte de esos cientos de miles de millones de dólares, cuando están blanqueados, se invierten en deuda estatal en varios países y se hace de forma arriesgada, en productos especulativos y frágiles que buscan un rendimiento alto y rápido. Es decir, los grandes delincuentes de este mundo controlan una parte muy importante de la deuda oficial de los países más vulnerables. Esa actitud y actividad especulativas del crimen global organizado han influido de forma importante en las crisis económico-financieras de los 80 y de los 90 (Latinoamérica, Sudeste asiático). Y entonces se pone en marcha un proceso perverso que coloca aún más en las manos del delito organizado [fondos buitres] global las economías de los países más frágiles. Los organismos financieros globales obligan a los países en crisis a tomar medidas de austeridad económica que empujan al cierre de las empresas y el aumento del desempleo; entonces crece la economía sumergida que es campo abonado para la economía criminal global».
¿Cómo reaccionan los organismos internacionales denunciantes? «Este proceso es tan evidente que así lo reconoció la ONU en su conferencia para la prevención del delito de El Cairo en 1995: «La penetración de los sindicatos del delito ha sido favorecida por los programas de ajuste estructural que los países endeudados se han visto obligados a aceptar para tener acceso a los préstamos del FMI»». El lector ingenuo dirá: Pero ¿No fue el mismo FMI el que había denunciado el delito? Y resulta que se presta a la imposición de medidas económicas a los países más débiles a quienes se va a prestar el dinero lavado con el resultado de hacer mucho más jugosa la inversión. Se entiende ahora lo de hipocresía. La preocupación es tan grande que se decidió la creación del Grupo de Acción Financiera (GAFI) que pretende controlar la limpieza de las operaciones bancarias y del comercio internacional en todo el orbe. También han surgido numerosas iniciativas como la Conferencia Anual Internacional sobre Lavado de Dinero, grupos policiales específicos contra el blanqueo en varios países, etc.