El problema que nos hemos propuesto debe ser abordado ahora dese el punto de vista político en el que puede detectarse como operan los tentáculos de los poderosos. Para ello convoco a este espacio a Josep Fontana – Director del Instituto de Historia de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, profesor de Historia económica y contemporánea en las universidades de Barcelona, Valencia y Universidad Autónoma de Barcelona. Aprovecho para señalar que cito a personalidades de prestigio y trayectoria para tener información y análisis incuestionables. Este profesor parte del análisis de la situación de los EEUU y del proceso político institucional que se presenta como un preocupante giro hacia la derecha más recalcitrante.
«Las elecciones norteamericanas “de mitad del mandato” que se celebrarán el próximo 2 de noviembre pueden representar un momento decisivo en la historia de la democracia en Estados Unidos. No se trata en realidad de que esté ocurriendo algo nuevo en la sociedad norteamericana, sino de que estamos asistiendo a la culminación de un proceso que comenzó hace más 30 años con Richard Nixon y Ronald Reagan, quienes pusieron en marcha una contrarrevolución con dos programas paralelos» Nos encontramos ante un plan de acción, al que ya hemos hecho referencia, donde quedó ubicado el comienzo de la recuperación del gobierno por parte de los republicanos.
«El primero, de carácter netamente político, estaba encaminado a dar un giro a la derecha al Tribunal Supremo [equivale a nuestra Suprema Corte], cuyos nueve jueces habían tenido en el pasado un papel fundamental en la transformación progresiva de la sociedad norteamericana con decisiones como la de Brown v. Board of Education, de 1954, que ilegalizó la segregación racial en la educación pública, o la de Roe v. Wade, de 1973, que definió los derechos al aborto. Este proceso de transformación del tribunal en un sentido retrógrado, que empezó Nixon y culminó George W. Bush, ha dado pie a una serie de decisiones reaccionarias, que culminaron el 21 de enero de 2010 con Citizens United v. Federal Election Commission, una medida que liberaliza las donaciones electorales de las empresas y los sindicatos y pone fin a los esfuerzos que hasta hoy se habían hecho para controlar la financiación de las elecciones» Para aclarar lo que nos está diciendo: el periodo que va desde el fin de la Segunda Guerra hasta mediado de los setenta se ha dado en llamar en ese país “los treinta años dorados”, por la vigencia del Estado Benefactor con políticas protectoras hacia las clases medias y bajas.
«El segundo programa estaba inspirado por un texto escrito en agosto de 1971 por Lewis Powell, poco después de que Nixon le propusiera convertirse en miembro del Tribunal Supremo (algo a lo que Powell se resistía, porque abandonar la práctica privada de la ley le iba a hacer perder mucho dinero). El texto, titulado “Memorándum confidencial. Ataque al sistema americano de libre empresa”, lo envió a la United States Chamber of Commerce, que se encargó de hacerlo circular entre sus asociados. En él se advertía a los dirigentes de los negocios que las amenazas al mundo de la “libre empresa” tenían como autores intelectuales a “los estudiantes universitarios, los profesores, el mundo de los medios de comunicación, los intelectuales y las revistas literarias, los artistas y los científicos”. Proponía planes de ataque para limpiar las universidades y vigilar los libros de texto, en especial los de Economía, Ciencia Política y Sociología, y pedía que las organizaciones empresariales actuasen con firmeza: “No ha de haber ninguna vacilación en atacar a los Nader, los Marcuse y otros que buscan abiertamente la destrucción del sistema. No ha de haber duda en abogar en todos los espacios políticos por el apoyo al sistema de libre empresa. Ni ha de haber escrúpulo alguno en penalizar públicamente a quienes se oponen a él”». Comenzaba en los setenta un intento de vaciar las instituciones académicas y los medios de información de la posibilidad de ejercer ningún tipo de crítica a la derechización que comenzaba. Es decir al ataque del partido republicano para ocupar los resortes más determinantes en los organismo de decisión.
Dice Fontana. «Los empresarios respondieron en los años siguientes actuando a través de fundaciones financiadas con dinero que se podía deducir de los impuestos. A través de los think tanks que mantenían, y utilizando los medios de comunicación que controlaban, patrocinaron campañas ideológicas como la del “fin de la historia” de Fukuyama o la del “choque de civilizaciones” de Huntington, y colaboraron con la derecha cristiana en los esfuerzos obscurantistas para reemplazar en la enseñanza la teoría de la evolución por la del creacionismo o del intelligent design». Nos encontramos ahora claramente con la maniobra para acallar a toda voz discordante que propusiera la menor crítica sobre lo que estaba sucediendo. Para ello se encontró de inmediato con fuentes de financiamiento para esas campañas.
Pero ahora las cosas han cambiado en 2010, los métodos y las técnicas de control han sido mucho más refinados: «El dinero de los empresarios se aboca ahora a un nuevo tipo de entidades que se han creado de acuerdo con unas reglas que no les obligan a dar cuenta al público de dónde procede el dinero que reciben. Por esta vía, una gran cantidad de dinero secreto, con estimaciones que van desde los 200 hasta los 500 millones de dólares, se está utilizando para financiar campañas contra los “liberales” y para apoyar a los aspirantes republicanos más conservadores. El programa político que defienden estas organizaciones coincide en proponer recortes de impuestos para los más ricos, disminuir los servicios sociales, suprimir el salario mínimo, rechazar las actuaciones para prevenir el cambio climático…» No perder de vista cómo se maneja esto en nuestro país.