La producción científica es una de las especialidades de la institución universitaria, tal vez la más importante. Teniendo en cuenta el papel fundamental que la ciencia ha tenido y tiene en la conformación de la cultura Occidental, su presencia en la publicidad asociada a la promoción del algún producto contagia a éste con parte del prestigio de ella. Nos encontramos acá ante una contradicción institucional que ha sido puesta en evidencia por una publicación del “Grupo de Investigación sobre el Aprendizaje de las Ciencias” del Departamento de Física de la Universidad de Alcalá –Madrid-, donde aparece una serie de denuncias sobre este tema. Voy a citar in extenso por la importancia de lo que señala:
En los últimos años se ha agudizado el debate en torno a la publicidad. La sobrecarga publicitaria que inunda al ciudadano desde todos los canales y medios informativos es muy grande. En una situación de saturación informativa y publicitaria es cada vez más difícil que los consumidores presten su atención a un reclamo determinado o diferencien un producto del “maremagnum” de propuestas que se les ofrece. No es sorprendente que la ciencia o el lenguaje científico se cuenten entre los recursos que se utilizan para llamar la atención de los consumidores y para aumentar la credibilidad de los anuncios. El uso de la autoridad de la ciencia, y de la concepción asociada de conocimiento científico como conocimiento verdadero, es posible que contribuya a reforzar en el público esta imagen errónea de la ciencia. En este sentido la publicidad enseña lecciones inconsistentes. Los casos estudiados incluyen falsedades, conceptos supuestamente científicos, razonamientos falaces, comparaciones cuantitativas incompletas o unilaterales y afirmaciones deliberadamente incomprensibles. En todas estas situaciones, las violaciones al uso del lenguaje científico y a la lógica hacen que el contenido informativo del anuncio sea nulo. Sin embargo, el uso inadecuado que se hace de estos recursos debe ser eficaz y rentable para los anunciantes. Los publicistas deben contar con la insensibilidad de los consumidores a las inconsistencias e incorrecciones en sus mensajes.
¿Dónde aparece la contradicción? Esta universidad tiene una carrera de Ciencias Empresariales: los profesores que dan clases allí ¿dicen esto de la publicidad? Teniendo en cuenta que es una crítica no muy profunda. Aunque no lo digan, en muchas otras universidades sí lo dicen. Está bien que la libertad de cátedra deja en manos del titular los contenidos de sus programas, pero en la mayor parte de las universidades la crítica está ausente. Porque es allí donde debe preguntarse ¿por qué? (en otra nota hablaré de ello).
Podemos mirar en nuestras universidades de la Argentina. Tomemos un caso modelo. Muy pocos medios han informado de las consecuencias del uso del glifosato y, salvo excepciones, se plantea el tema de los “organismos genéticamente modificados (OGM)” que han sido presentados como “los que van a resolver los problemas de hambre del mundo”. Los medios reciben suculentas sumas por los avisos de la empresa Monsanto, que según su página: «Es una compañía agrícola. Aplicamos innovación y tecnología a fin de que los productores de todo el mundo aumenten su producción, eficientizando el uso de los recursos clave necesarios». ¿Las universidades por qué lo hacen? Los OGM han sido introducidos en nuestro país, la soja es su producto estrella que requiere para su cuidado un agroquímico que produce la misma empresa. El profesor de embriología de la UBA e investigador del Conicet, Dr. Andrés Carrasco, ha demostrado que hay bastantes pruebas como para afirmar que el uso de ese agroquímico acarrea problemas muy serios para la salud humana. ¿No sería esto una razón suficiente para que las cátedras de las universidades planteen el tema?
El Dr. Antonio Mangione, Licenciado en Ciencias Biológicas – Wildlife Ecology Ph.D – profesor, Universidad Nacional de San Luis, avala las investigaciones del Dr. Carrasco y afirma:
El modelo de agronegocios actual es un círculo vicioso. El sistema de monocultivo y vinculado a OGM lleva a la utilización de más y más variados agroquímicos. La destrucción paulatina de una forma de vida alrededor del campo, ha cambiado para muchos pequeños productores y sobre todo para los campesinos y familias que viven en y del campo. Como si esto fuera poco, existen fuerte evidencias como para sospechar que existe un vínculo directo entre el uso de agroquímicos y los problemas de salud encontrados en diferentes zonas de alta producción (principalmente sojera) de Argentina. En el medio, sino a la cabeza, un cuerpo de científicos, técnicos y profesionales del sector que han decidido esgrimir los argumentos muchas veces poco científicos, para excusarse sino propiciar inclusive una profundización de este modelo. Las Universidades e institutos de investigación, ya vinculados a emprendimientos conjuntos con las corporaciones que producen semillas genéticamente modificadas y agroquímicos, ejercen una fuerte campaña de desprestigio de la persona de Carrasco.
Venimos hablando de neoliberalismo, este es un modelo de control de la opinión pública: el ocultamiento y sus cómplices.