Tal vez, el lector que está un poco alejado de este tipo de manejos “legales” pueda sentir que todo esto es una exageración o una gran mentira. El manto de silencio que la información pública tiende sobre la historia y la actualidad respecto de lo que no “debe ser público” ha logrado este resultado. De todos modos sigo avanzando con el informe del Dr. James Polk. Para justificar mi insistencia me voy a detener en uno de sus libros que más repercusiones ha tenido en la cultura noratlántica. Se trata de “Patologías de la Función Pública de América: El triunfo de la ignorancia y Bliss ”. Alguien que conoce su obra, Norman Goldman, ha publicado un comentario de este libro que nos sirve para evaluar el pensamiento y la capacidad investigativa del Dr. Polk.
«El investigador estadounidense James Polk basa su rigurosa investigación que publica [en el libro de referencia] en la enorme cantidad de notas que aparecen al final de cada capítulo, sobre ellas apoya sus argumentos. Esta investigación intenta demostrar, y lo logra sólidamente, que los estadounidenses están más interesados en sus bienes materiales (como teléfonos celulares, videojuegos, computadoras), y en las estrellas pop, que en pensar y hacer algo sobre el enorme aparato del poder conservador. Denuncia que las empresas que les venden de todo se ocupan también de obstaculizar la posibilidad de alguna desconformidad sobre el sistema cultural y dificultan, en la medida de lo posible, toda crítica además de neutralizar y destruir la esfera pública. Como él señala, “hay una pérdida de la perspectiva global, lo cual lleva al ciudadano estadounidense a tener un sistema de referencia cerrado, dado que sus interpretaciones, en su mayor parte, se basan en los medios de comunicación. Estos hacen un gran trabajo para deformar la realidad con el objetivo de sofocar la crítica y silenciar la potencial oposición ».
Agrega más adelante: «La delusión que muestra el retrato de Polk respecto del ciudadano de los Estados Unidos, aunque a veces puede ser descrito como algo cínico, no deja de mostrar en él los exámenes microscópicos de la sociedad norteamericana. Denuncia Polk que en los Estados Unidos, en gran medida, ese ciudadano queda definido y representado por aquellos que se han aferrado a un sueño que se ha convertido en un camino sin fin hacia la nada». El autor también incursiona en el difícil tema de la religión de ese pueblo: «nos entrega un acta de acusación mordaz del cristianismo evangélico, que pinta como un sistema de moral que en la actualidad está en quiebra. Además, Polk se refiere al cristianismo evangélico como los «talibanes propios de los Estados Unidos» representados por los evangelistas de la televisión». En cuanto al estado de la política estadounidense y los políticos: «Polk nos recuerda que no debemos olvidar la locura por la cual un presidente [Bill Clinton] es acusado por la cámara baja del Congreso por un supuesto falso testimonio sobre una historia de sexo en la Casa Blanca, pero al mismo tiempo se ignora la mayoría de los actos flagrantes de violencia contra pueblos de todo el planeta».
Hice un alto en el análisis del trabajo del Dr. James Polk porque creí necesario avalar sus afirmaciones con su trayectoria y su producción investigativa. Porque debemos seguir sorprendiéndonos a medida que avancemos en esta investigación. La política internacional ha sido, desde hace mucho tiempo, una materia de especialistas que ha sido resguardada de la mirada de los profanos. Lo que trasciende es una versión edulcorada y descafeinada que poco dice de los verdaderos manejos, negociaciones, decisiones, acuerdos, etc. que se hacen sentir en nuestras vidas cotidianas sin que podamos saber con certeza las causas que las produjeron. Poder inmiscuirnos en estos asuntos puede resultar pesado, molesto, increíble, por lo que al hacerlo se puede correr el riesgo del menosprecio o la desvalorización. Pero nada de ello debe detenernos porque de esos asuntos depende, en gran parte, nuestro destino común en la Tierra.