El tema del coaching, como toda palabra o concepto novedoso –la posverdad como ejemplo– que cae en manos de la fauna mediática comienza a utilizarse con una libertad interpretativa, que no es el resultado de la profundidad de los análisis realizados. Por el contrario, es esa liberalidad (o tal vez impunidad) la que parece autorizarlos a decir cualquier cosa, estrujando los conceptos, exprimiéndolos, hasta atribuirles significados de lo más variados. En otras palabras, hasta vaciarlos de todo contenido. Dice la definición de wikipedia:
El coaching, anglicismo que procede del verbo inglés to coach, «entrenar») es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir cumplir metas o desarrollar habilidades específicas. Si bien el término coach tiene una procedencia directa desde el ámbito deportivo, es en el contexto empresarial y personal donde se conoce por coaching: el proceso interactivo y transparente mediante el cual el coach o entrenador y la persona o grupo implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades.
Lo que se desprende de esta definición es que se trata de una técnica mediante la cual se ofrece un acompañamiento profesional, una especie de pedagogía, entendida como: «Práctica educativa o método de enseñanza en un terreno determinado». Que puede ir acompañada por una didáctica que aporta las técnicas y métodos pasibles de ser aplicados en cada caso específico.
Continúa wikipedia definiendo las personas dentro de la empresa que podrían comenzar este entrenamiento:
El entrenador (coach) se compromete con la persona a entrenar en un acuerdo de colaboración, estableciendo unos objetivos concretos y diseñando un plan de acción que les permita alcanzarlos dentro de los plazos establecidos. Este plan fijará una serie de encuentros entre los intervinientes que permitan conseguir la finalidad prevista, acompañado de otro conjunto de actividades destinadas a mejorar aspectos concretos de la persona en entrenamiento. Por lo tanto, para lograr el mejor resultado el entrenador debe tener un conocimiento profundo del puesto de trabajo desarrollado por el entrenado y de la forma en que este puesto se relaciona con los objetivos de la organización.
La página www.integridadpolitica.com avanza en la definición, dada la aplicación al mundo de la política, preguntándose: ¿Qué es el Coaching Político? Prestemos atención a las especificaciones con que precisa su posible aplicación a esta particular circunstancia:
El Coaching político es un entrenamiento personalizado y confidencial llevado a cabo por un asesor especializado (coach). El principal objetivo en este proceso de coaching es avanzar y conseguir aquello a lo que se aspira. Es una relación profesional con otra persona que aceptará sólo lo mejor de ella, le aconsejará, le guiará y estimulará para que vaya más allá de sus limitaciones para desarrollar el 100% de su potencial.
Podemos ahora avanzar sobre lo que se podría titular: Las posibilidades de la corrupción o la malversación de la profesión del coach.
En la página www.compolitica.com (1-6-17) aparece una nota con un título llamativo y desconcertante: Políticos ¿Desechables? ¿Reutilizables? o ¿Personas? El autor inicia una reflexión sobre el coaching político partiendo de una referencia a una película Expertos en crisis. En ella la protagonista (Sandra Bullock) muestra su capacidad de mostrar su trabajo:
«Hacer ganar a su candidato cueste lo que cueste, a pesar de las dudas acerca de si el hombre para quien trabaja es realmente el mejor para ocupar el cargo».
Cita el autor de la nota una afirmación de la protagonista como ejemplo de:
La verdad es relativa. En política lo que se dice al electorado es la verdad y el que tiene más dinero es el que manda. Se cree, erróneamente, que para ser político el posible candidato debe ser de otra pasta, desarrollar otros valores, habilidades y competencias que hagan el camino más transitable. No es cierto. Cualquiera puede serlo si acepta nuestra conducción en la campaña.
Es una prueba clara de su cinismo. Expresa con claridad hasta dónde puede llegar la distorsión de los objetivos originarios del coaching cuando se interpone “el dinero que manda”.
Reflexión final: el riesgo no está en la herramienta sino en las manos de quien la utiliza. El origen del coaching pretendía ser una técnica reparadora, terapéutica, para ayudar a la realización personal dentro del ámbito empresarial: desarrollar lo que su perfil personal anuncia. Por el contrario, en su utilización política electoral el objetivo es: convertir a un candidato en un producto comercializable, cuyo packaging ofrezca más que su contenido.