En la columna anterior cité al Doctor Javier Garcés Prieto, licenciado en Psicología y Derecho, experto en Psicología del Consumo y sus adicciones, es decir especializado en el tratamiento de adicciones, es además Presidente de la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales y dirige el Programa de Prevención y Tratamiento de la Adicción al Consumo. En una entrevista publicada en la página web del Consejo General de la Psicología de España: www.infocop.es (22-12-2005) desarrolla algunos conceptos muy interesantes para nuestro tema: la manipulación del comprador-consumidor. Ofrece algunas consideraciones que permiten aclarar temas y conceptos:
En cuanto a la sociedad de consumo, no creo que se pueda decir que sea negativa en sí misma. Lo es en sus excesos. Es verdad que el desarrollo económico de nuestro actual modelo de sociedad nos ha proporcionado inmensos progresos técnicos y ha mejorado en muchos aspectos nuestra calidad de vida. Pero en el lado negativo, ha generado importantísimos problemas que hay que afrontar: El gran problema del consumo excesivo es que algunos de los modos de vida que ha impuesto, suponen un grave peligro para la salud física, para el equilibrio psíquico y para el bienestar personal o familiar.
En los últimos veinticinco años se ha producido un impresionante aumento de los problemas relacionados como la adicción al consumo, la compra impulsiva, la falta de autocontrol en el gasto, el sobreendeudamiento, etc. Continúa el especialista:
Es evidente la relación que se puede observar entre la difusión de determinados mensajes publicitarios con el incremento de los valores consumistas, el crecimiento de problemas como la anorexia, el alcoholismo, la extensión de hábitos alimenticios no saludables, etc. Cada día resulta más evidente que hay una relación inversa entre materialismo y felicidad. En los países más ricos, y por lo tanto más consumistas, está apareciendo lo que se denomina «la insatisfacción del consumo», es decir, la cultura únicamente basada en valores materialistas y consumistas, lo que genera un alto nivel de infelicidad personal, a pesar del incremento del nivel de vida.
Esto no es realmente una novedad, ya sea habían publicado varias investigaciones que sostenían la misma relación. Esta insatisfacción viene acompañada por un alto consumo de sedantes, que provoca serias perturbaciones orgánicas; leamos en Wikipedia:
Sedante: sustancia química que deprime el sistema nervioso central (SNC), que provoca efectos potenciadores o contradictorios entre: calma, relajación, reducción de la ansiedad, adormecimiento, reducción de la respiración, habla trabada, euforia, disminución del juicio crítico, y retardo de ciertos reflejos. Un sedante suele denominarse tranquilizante, antidepresivo, ansiolítico, soporífico, pastillas para dormir, relajante, o sedante-hipnótico. La cantidad de contraindicaciones y de efectos supresores o potenciadores obliga a extremar la ayuda terapéutica profesional. A altas dosis o en condiciones de abuso, estas drogas causan inconsciencia o muerte.
Es decir, el consumo compulsivo, como toda adicción acarrea consecuencias muy graves. Es por ello que Garcés Prieto agrega el siguiente comentario:
En cualquier caso, con sus aspectos positivos y negativos, lo cierto es que la sociedad de consumo no sólo ha cambiado el sistema económico y nuestros modos de vida, sino que también ha cambiado radicalmente nuestra forma de pensar y entender el mundo. Ya no se puede comprender la psicología del ciudadano, ni explicar su comportamiento y dificultades, sin estar atentos a cómo le influyen los valores típicos del consumismo, como pueden ser el materialismo o el hedonismo, y nadie puede considerarse totalmente inmune a la influencia de estos valores.
Lo que deseo subrayar es una especie de mutación que han padecido los ciudadanos de la sociedad moderna: una mutación por la cual se ha transformado a una persona que consume, porque es un ser viviente y eso le exige la vida, no hay vida sin consumo de alimentos, en enfermos que hacen del consumo una razón de vida. Lo más grave es que esa especie de mutación social no se debe a causas naturales, y convierte al ciudadano en un ser manipulable. Lo que estoy planteando en ésta, y en la columna anterior, es la generalización del deseo de compras, recuérdese lo dicho en la cita: “nadie puede considerarse totalmente inmune a la influencia de estos valores”. El clima cultural creado por la publicidad comercial afecta a la mayor parte de los ciudadanos y los prepara para otras manipulaciones.