El tema que analizamos en la columna anterior, bastante complejo por cierto, voy a retomarlo con un ejemplo local.
El prestigioso periodista especializado en deportes, Ezequiel Fernández Moores – del equipo del programa «Arqueros, ilusionistas y goleadores” por la 750, escribió en La Nación (1-3-2017) un artículo que titulo: De la TV Pública al cable made in USA.
Que comienza de este modo:
La AFA, respondió en su momento en el expediente judicial denunciando supuestos incumplimientos para justificar por qué rompió unilateralmente en 2009 el contrato que tenía con Televisión Satelital Codificada (TSC, la sociedad Torneos-Clarín). La indemnización final podrá tal vez bajar esa cifra a 1500 millones. Pero, como ya le avisó Fox-Turner, todo le será más fácil a la AFA si les da a ellos el nuevo contrato de la TV. Porque Turner es Time-Warner; Time Warner es AT&T(compañía estadounidense de telecomunicaciones); AT&T es DirecTV; DirecTV es Torneos; Torneos es TSC (Televisión Satelital Codificada); TSC es TyC Sports; TyC Sports es Clarín; y Clarín es Cablevisión. Según me dice una fuente que es parte de la disputa «Les dijo el Gobierno –-, «van a tener otra vez el fútbol, pero no aparezcan ustedes, pídanlo con otro nombre».
No hay la menor duda de la importancia que tiene el dinero de las grandes corporaciones en un deporte como el fútbol; esto ha deformado lo que tenía de deporte de competencia, y ha ido perdiendo lo que el juego tenía de gracia y frescura, al quedar todo sometido al triunfo=dinero. Comenta Fernández Moores en otro pasaje:
El otro día me invitaron a la Embajada británica para hablar con un especialista en materia de seguridad en los estadios. Y en la charla me llega a decir que el fútbol inglés creó leyes especiales para combatir a los hooligans[1] a tal punto que la policía me reconoció: “Si tuviéramos estas leyes del fútbol para la lucha contra el narcotráfico, solucionaríamos algunos problemas”. El fútbol logró avanzar por sobre derechos constitucionales de los ciudadanos y la policía estaba feliz porque podía actuar con más eficiencia. Terminaron con los hooligans creando una isla legal especial para el fútbol.
El negocio del fútbol, en el que hay grandes cantidades del dinero de inversores financieros, equivale a decir del sistema financiero internacional, logra que los gobiernos promulguen las leyes que el negocio requiere. Una frase dicha en un encuentro de financistas desnuda mejor el tema: “El fútbol es un negocio excesivamente grande para dejarlo en manos de la gente del fútbol”. Se puede entender la penetración del concepto de business marginando, en lo posible, todo aquello que pudiera interferir en sus objetivos. Equivale a decir: el mundo global tiene un objetivo superior: el lucro, al que deben subordinarse todos los demás. Ante este valor del dinero la verdad queda subordinada, o sirve a ese propósito o no es verdad.
Por ello, todo lo comentado y analizado en la columna anterior ha intentado mostrar cómo funciona un mundo en el que el dinero es el valor superior que lo rige. Y cómo esto no es algo nuevo, sino que se fue definiendo e imponiendo a lo largo del siglo XX (aunque viene de mucho más atrás) en lo que denominado en la etapa posterior a las grandes guerras como el capitalismo financiero o la financiarización del mundo. Debo aclarar que el concepto de financiarización, relativamente nuevo, razón por la cual la Real Academia no lo ha incorporado, debe ser entendido, según los especialistas, como:
Un término que describe un sistema que intenta reducir todo el valor intercambiado a un instrumento financiero. El propósito original de la financiarización es lograr reducir cualquier producto o actividad productiva a términos financieros: inversión, plazo y rentabilidad.
La globalización es un proyecto propuesto y sostenido por el poder de ese perverso maridaje entre los grandes bancos internacionales y/o inversores (Davos) y las multinacionales, caracterizado por la financiarización del mundo. Todo este complicado funcionamiento se mantiene oculto por los grandes medios. El ciudadano de a pie no conoce esto. La posverdad es, entonces, la aceptación hipócrita de los resultados de este proceso: la pobreza extrema y la riqueza obscena.
[1] La Real Academia Española, lo define así: «Hincha de fútbol británico de comportamiento violento y agresivo». Se ha realizado una película sobre ellos: https://www.youtube.com/watch?v=X16h3surOp8