Sigamos los pasos de las reflexiones del Doctor Lester Thurow, ya que nos ofrece la particularidad de analizar el sistema capitalista como un todo, dentro del cual hay dimensiones con ciertas autonomías que tienen sus propias reglas: la política, la economía, la cultura, las ideologías, etc., pero que por detrás de ellas hay un entramado de relaciones que las determinan, por ello nos propone pensar:
Estamos hablando de una sociedad que en teoría, está basada en la democracia y en la economía de mercado pero donde, en realidad, sucede que la democracia es derribada, destruida, por la economía de mercado. En ella el verdadero poder pertenece a la ley del mercado o a los que poseen los recursos financieros, mientras que los votantes no tienen poder alguno. Las exigencias financieras prevalecen frente a los objetivos políticos, la precariedad es la norma y la posibilidad de contar con elementos solidarios está completamente desmantelada. La ley de mercado hace la apología del individualismo. La democracia hace la apología de la solidaridad. Son virtudes contrapuestas.
Estamos frente a un análisis que no se mueve dentro de las reglas de la descripción de los procesos sociales. Se exige e impone correr el telón que encubre los reales mecanismos que determinan esos procesos. Por ello se atreve a desnudar la verdad que ocultan, por regla general, los textos académicos en los que se apoyan los discursos políticos. Sostiene:
Las verdades eternas del capitalismo -el crecimiento, el pleno empleo, la estabilidad financiera, el aumento de los salarios reales, el dejar operar a los mercados- parecen haberse esfumado, así como los enemigos del capitalismo[1]. Algo dentro del capitalismo ha cambiado para causar estos resultados. Si el capitalismo pretende sobrevivir algo tiene que ser modificado para alterar estos resultados inaceptables.
Los “resultados inaceptables” a los que se refiere son los siguientes: se ha producido una redistribución de los salarios que se incrementan de modo superior en los mejor remunerados y decrecen en los que perciben menores salarios. De lo cual resulta que la brecha que separa el sector beneficiado del sector perjudicado se ensancha de forma preocupante. Dicho con otros términos: en la década del setenta, lo que ganaban los pertenecientes al 10% superior de la escala social, era siete veces mayor que lo que recibían los ubicados en el 10% inferior, una relación de 7 a 1. En la década de los noventa esa relación se había extendido a 11 a 1, los menores ingresos habían perdido cuatro punto porcentuales en sus remuneraciones.
Thurow le agrega a lo que muestran esos números una consideración de orden sociológica:
Lo que importa son las expectativas de la clase media. Las expectativas frustradas de la clase media causan revoluciones, y ahora se le ha dicho a la clase media que sus viejas expectativas están desactualizadas y que van a ser menos los miembros de ella capaces de poseer hogares propios. Van a vivir en un mundo muy diferente donde la desigualdad crece y los salarios reales caen para la mayoría de ellos. La era de los aumentos de sueldo anuales ha quedado atrás; no pueden esperar niveles de vida crecientes a lo largo de sus vidas ni la de sus hijos.
Vuelvo a recordar que esto está dicho en 1996, lo cual leído hoy, veinte año después, nos permite descubrir la capacidad anticipatoria que tienen sus reflexiones, tanto más cuando los Estados Unidos de estos tiempos han conocido las revueltas sociales producidas por un movimiento que se autodenominó el 1% frente al 99%. Wikipedia comenta:
Somos el 99% (en inglés original We are the 99%) es una lema político usado inicialmente por el movimiento Occupy Wall Street y extendido por numerosos países del mundo que reivindica a la mayoría de la población (el 99%), frente a la mínima parte de la población más rica. Dicha minoría estaba tomando las decisiones económicas, políticas y sociales en contra de los intereses de inmensa mayoría de la población.
Nos debe llamar la atención el deterioro de las remuneraciones, dado que otros diez años después se planteaba la cuestión en otros porcentajes: Si en los noventa se criticaba una relación de 11 a 1, ahora se está denunciando, según el Nuevo informe Oxfam: “El 1% más rico posee más de la mitad de la riqueza mundial”. La capacidad anticipatoria del Doctor Lester Thurow ha sido largamente superada. Esto nos impone una pregunta: Si el investigador alertaba sobre las posibles revoluciones de las clases medias ¿qué pasó que ha soportado tanta desigualdad? Más adelante intentaré decir algo sobre este tema.
[1] Hace referencia a la implosión de la Unión Soviética: “el peligro comunista”.