Hemos vuelto la mirada hacia historias viejas, revisando el famoso empréstito de la Baring Brothers (1824) y el tratado Roca-Runciman (1933) con la intención de detectar modelos de comportamiento de los gobiernos conservadores en sus relaciones con los poderes internacionales. Esto adquiere mayor relevancia hoy cuando estamos siendo testigos de un nuevo endeudamiento, que crece de forma alarmante, cuya cifra final todavía es incierta.
Ahora nos remitiremos a historias más recientes y aceptaremos como fecha de inicio de esta nueva etapa, la que coinciden muchos investigadores en marcar: 1976, el golpe cívico-militar denominado Proceso de Reorganización Nacional. Bien mirado, ahora desde sus terribles consecuencias, fue realmente lo que su título anunció: una reorganización política, económica y financiera para poner los bienes públicos al servicio de las empresas privadas, nacionales e internacionales.
El historiador Norberto Galasso, en sus investigaciones sobre el proceso de la deuda externa, publicadas en el 2003 en el libro De la Banca Baring al FMI. Historia de la deuda externa argentina (1824 – 2001) afirma:
Encuentro un patrón de conducta: siempre la negocian los mismos, el que la toma es empleado del que presta y se descontrola en dictaduras. El resultado es el gran peso que comprometerá a varias generaciones. Antes del golpe de Estado de 1976, el estudio jurídico de Guillermo Walter Klein era apoderado en la Argentina de dos bancos extranjeros. El número de clientes creció a más de veinte cuando Klein se convirtió en la mano derecha de José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía. Desde ese puesto, tomaba créditos para el país con los mismos bancos a los que representaba. Fue una de las tantas veces en que el gobernante y el prestamista estuvieron sentados del mismo lado de la mesa, enfrentados a los intereses del país.
Alfredo Eric Calcagno – Ex funcionario de la Naciones Unidas y de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y su hijo Eric Calcagno – Graduado en la Universidad de París (Francia) son autores de un libro La deuda externa explicada a todos (2000) en el que ofrecen, de un modo sencillo, comprender un tema técnico fuera del alcance de la mayoría de nosotros. Comienzan definiendo qué es la deuda externa para la Argentina hasta la época de su publicación:
El endeudamiento argentino tiene una larga historia y una lógica interna funcional a un proyecto de profunda transformación económica del país, que conduce «naturalmente» al achicamiento del Estado, desregulación, caída del salario, desnacionalización -privatizaciones mediante- y fuga de capitales, cuyo inexorable desenlace sería la dolarización, que algunos sectores ya anuncian. La Argentina actual se encuentra sumergida en un modelo que comienza en 1976 con la dictadura militar y culmina en la década de 1990
Presentan una diferenciación de endeudamientos y actores para analizar sus particularidades:
Para recordar qué es y qué no es la deuda resulta provechoso situar el problema del endeudamiento en su contexto actual, que remonta a las épocas del ministro de Economía de la dictadura (1976/83), José A. Martínez de Hoz. Llamamos «deuda vieja» a los compromisos contraídos en ese período. También es necesario analizar el boom del endeudamiento desde 1991 y sus lazos con la convertibilidad para tener una visión de la «deuda nueva».
La deuda vieja tiene su origen en una etapa, que ya analizamos en columnas anteriores, relacionada con el exceso de petrodólares ─como se los denominó en aquel tiempo─ que los principales bancos internacionales acumulaban y que estaban urgidos de prestar. Es decir, fue un negocio para la banca externa y no una necesidad de nuestro país. La deuda nueva comienza en 1991 con lo que se denominó la dolarización de la economía por la paridad ($1 = u$s 1).