Para abordar el tema de estas notas desde un ángulo que puede parecer poco serio voy a comentar una nota publicada el diario La jornada de México. Para quien no tenga información acerca de esta publicación es pertinente hablar de una peculiaridad que la hace diferente dentro del mercado de la información. Vayamos a Wikipedia para encontrar más detalle:
«La Jornada es uno de los principales periódicos mexicanos de circulación nacional, publicado diariamente en la Ciudad de México. La versión en línea apareció en 1995 y permite un acceso libre a todos los contenidos, incluyendo los archivos. Desde su aparición, su página web se aloja; mediante contrato comercial, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuenta con una serie de periódicos regionales, en Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Guerrero, Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes, además de contar con librería y producciones de suplementos importantes, entre ellos La Jornada Semanal».
El hecho de que una universidad del prestigio de la UNAM le otorgue el aval académico que supone alojarse en su página web habla de la importancia de esta publicación que recibe el aporte de notables académicos de esa casa de estudios, así como de otras partes del mundo. Todo esto tiene por objeto decir que el autor de la nota el Doctor Alejandro Nadal, economista mexicano, doctorado en Economía por la Universidad de París X, Profesor e Investigador de Economía en el Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México − institución pública mexicana de educación superior e investigación en ciencias sociales y humanidades−. Ruego se me perdone por tanta información académica, pero es necesario justificar la cita de autores que están muy lejos de las críticas que he presentado en notas anteriores. Deseo que el lector confíe en el pensamiento de intelectuales serios e importantes.
El Doctor Nadal publicó en La Jornada un artículo cuyo título puede despistar: Rinocerontes y elefantes en la fábula del mercado. Lo que escribe es una síntesis de su ponencia leída en la Conferencia sobre Vida Salvaje en Crisis celebrada en la Universidad de Ciudad del Cabo. Dice en ella:
«La extracción de colmillos de elefante y cuernos de rinoceronte se lleva a cabo a un ritmo acelerado: alrededor de 25 mil elefantes son asesinados cada año en África y el número de rinocerontes que son cazados ilegalmente cada año supera los mil 300. El costo de proteger estos animales y de asegurar su supervivencia ha ido creciendo. Esto es especialmente cierto en el caso de las grandes sabanas de África oriental o de los densos bosques tropicales de países como Gabón o la República Democrática de Congo (RDC). Sacar esta mercancía de África es relativamente fácil y su traslado hasta los mercados finales en China o Vietnam tampoco representa grandes dificultades».
El economista ofrece un análisis económico del problema que presenta. Desde el punto de vista de la demanda el marfil tiene mucha aceptación por su valor ornamental. Comenta en una frase sorprendente en la mente de un economista, aunque algo nos dice de la sensibilidad del expositor: «Hay que recordarles a los admiradores de este material que proviene de animales inteligentes y sensibles que han sido cruelmente asesinados». El cuerno de rinoceronte es demandado por supuestas cualidades medicinales y para contrarrestar el efecto de una borrachera. Avanza en su comentario crítico respecto de otros economistas, cuyas ideas son elaboradas dentro de una burbuja académica:
«La idea de construir mercados en los que se puedan vender productos y partes de animales que se encuentran en peligro de extinción es promocionada como instrumento de una buena política de conservación. Lástima que los animadores de este tipo de proyectos ignoren todo sobre cómo funciona un mercado. Sus propuestas pueden agravar el proceso de extinción de especies amenazadas, especialmente de los grandes herbívoros como rinocerontes y elefantes».