Continuemos revisando las afirmaciones de Noam Chomsky, investigador agudo e incisivo que no oculta lo que descubre. En los debates locales sobre el tema de la concentración se utiliza, con no muy buenas intenciones, la negación de que haya monopolios. En el sentido más restrictivo del término esto es cierto, por ello aclara nuestro profesor: «Pero nunca ha habido poder monopolístico; o ha habido muy raramente poder monopolístico. Tomemos los grupos de poder altamente concentrados, como en la industria de la energía. No son en sentido estricto monopolios. Shell y Exxon son competidores. Éste es un sistema de administración del mercado intensivo en gestión, con un enorme poder estatal implicado en los intereses de una pequeña colección de tiranías privadas. Es muy extraño encontrar un verdadero monopolio. La AT&T fue un monopolio durante una época. Era un monopolio, así que por tanto podían cobrar tarifas altas. Pero eso es ciertamente inusual. Lo que se ve son oligopolios; son pequeños conjuntos de grupos de poder altamente concentrados en relación unos con otros. Si uno de ellos consiguiera control total sobre un cierto sistema, otros poderes probablemente no lo permitirían».
Pasa luego a analizar la situación de la comunicación pública: «Pero más generalmente, los medios de comunicación durante la mayor parte de este siglo, y cada vez más en años recientes, han estado bajo poder corporativo. Pero ése no se es siempre el caso. No tiene que ser el caso. No tenemos que ir muy lejos atrás a encontrar diferencias. Bastante recientemente, en los años cincuenta, había cerca de 800 periódicos laboristas que alcanzaban a entre 20 y 30 millones de personas a la semana, con un punto de vista muy diferente. Remóntese usted más atrás, y a principios de siglo los medios comunitarios, laboristas y otros estaban básicamente al nivel de los medios corporativos. La eliminación de todo esto es consecuencia de la alta concentración del poder concedida por el estado con el activismo judicial y otras presiones privadas, que pueden ser invertidos y superados».
Adopta un punto de vista esperanzador, no tiene porque ser necesariamente así, esto ha sido el resultado de un proceso político: «En líneas generales, la globalización contemporánea está llevando el mundo de nuevo a lo que era hace más o menos un siglo. A principios de siglo, bajo la dominación básicamente británica y el patrón oro, si usted mira la cantidad de comercio, de flujo financiero, etcétera, en relación con el tamaño de la economía, estamos bastante cerca de volver a eso ahora, después de una depresión entre las dos guerras mundiales. Ahora hay algunas diferencias. Por ejemplo, la velocidad de transacciones financieras se ha acelerado mucho en los últimos 25 años con la llamada revolución de las telecomunicaciones, que era una revolución en gran parte dentro del sector público. La mayor parte del sistema fue diseñado, desarrollado y mantenido a expensas públicas, y después entregado al beneficio privado. Con la revolución de las telecomunicaciones iniciada por el Estado, llevaron a una explosión enorme del flujo de capital especulativo, que ahora está bien por encima del trillón dólares por día, y es sobre todo no productivo. Si regresamos a alrededor de 1970, los flujos de capital estaban relacionados en un 90% con la verdadera economía, como el comercio y la inversión. Ahora, sólo un pequeño porcentaje está en relación con la verdadera economía. La mayor parte tienen que ver con las manipulaciones financieras, las especulaciones con la innovación, cosas que son realmente destructivas para la economía. Y eso es algo que antes no era cierto, no solamente no lo era hace 100 años, sino que no era cierto hace 40 años. Así pues hay cambios».
Pero estos resultados son ocultados por los grandes medios, por ejemplo: «Usted puede leer en el New York Times, en el artículo de portada en «Week in Review», que América es próspera y feliz. Y si usted mira a los americanos de los que están hablando, resulta que no son las casi dos terceras partes de la población cuyos ingresos están estancados o disminuyendo. La publicación se refiere a la gente que posee el capital, cerca del 1% de las familias posee cerca del 50% del capital, y casi lo mismo pasa con otras posesiones. La mayor parte del resto de cosas es propiedad del 10% de la población. Así que América es feliz y América es próspera, si América significa lo que el New York Times entiende por tal. Son los pequeños grupos de élite de quien y para quien están hablando».