Es importante recordar los efectos de esa la ley porque su modificación, y casi abolición, abrió la puerta a la etapa posterior que llegaría a producir las mismas consecuencias que detuvo en la década del treinta. Un breve resumen ilustrativo para entender este tiempo podemos verlo en los siguientes puntos: 1- Total separación de la actividad bancaria de la bursátil. 2- Creación de un sistema bancario conformado por bancos nacionales (por ejemplo, Citibank), bancos estatales (por ejemplo Texas Commerce Bank) y bancos locales (por ejemplo Laredo International Bank). Para evitar la competencia desleal entre entidades, se aplicó la Ley anti-monopolio (Sherman Act) del presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) que permitía sólo un 18 por ciento de control por parte una institución financiera nacional, estatal o local. 3- Impedimento a los bancos para evitar que participen en el manejo de los fondos de pensiones. 4- Prohibición a los banqueros para evitar que entren en consejos de administración de empresas industriales, comerciales y de servicios. 5- Prohibición a los bancos de suscribir acciones conjuntas con otras empresas y participar directamente del mercado bursátil. 6- Creación de una comisión de vigilancia autónoma, la Securities and Exchange Commission, que fue autorizada a aplicar sanciones en los bancos y casas de bolsa que se unieran para especular con los recursos públicos. Su primer director fue Joseph Kennedy (padre de JFK). Y fue famosa su persecución contra Prescott Bush (abuelo del presidente George W. Bush), por haber establecido negocios con el Tercer Reich de Adolf Hitler. 7- También se creó la FDIC (Federal Insurance Deposit Corporation), un órgano autónomo e independiente que vigilaba el «comportamiento» de los depósitos públicos en los bancos.
Si bien esta síntesis es demasiado técnica en sus disposiciones, creo necesario hacer el esfuerzo de comprender lo que se proponía como intento de evitar que se repitiera la catástrofe financiera pasada. Lo que aparece como incomprensible, o lo que se debe pensar como miopía, avidez, mezquindad, avaricia, del sistema financiero es que arriesgue hasta la estabilidad del propio sistema que los cobija y le permite sus maniobras. Esa inconciencia lo lleva a jugar al borde del abismo hasta que se desmorona. Claro que ya han encontrado dentro de ese juego algunos reaseguros.
La aplicación de esta ley no fue un lecho de rosas. Se vio en la necesidad de enfrentar a poderosos enemigos en el sector bancario a lo largo de toda su existencia. «En 1985, bajo la presidencia de Ronald Reagan, la Glass-Steagall recibió un primer golpe importante cuando el entonces presidente permitió que los bancos se convirtieran en asesores de inversión en la captación de recursos públicos. Reagan también facultó la puesta en marcha de instrumentos financieros no atados directamente a los bancos pero sí a sus fondos de inversión. Comenzaba el camino del deterioro de las disposiciones de la ley y su paulatina decadencia. La presión del lobby bancario hizo que, en 1999, el presidente norteamericano Bill Clinton (1993-2001) y su secretario del Tesoro, Robert Rubin – asesor económico de Obama- derogaran, con la aprobación del Congreso, la Ley Glass-Steagall haciendo posible que todo aquello prohibido dejara de serlo».
Se retornó entonces a una situación similar a la que provocó el crack de 1929. A raíz de la supresión legislativa nace otra vez una actividad financiera desregulada que posibilita operaciones antes prohibidas. «Así el Banco Citicorp se fusiona con el gigante asegurador Travelers. Esta nueva entidad absorbe Salomon Brothers y Smith Barney y entra en el terreno de la gestión de activos y de la banca de inversión. Empiezan a formarse los hedge funds , fondos que las nuevas mega-corporaciones utilizan para expandirse y que incluyen inversiones en emisiones de bonos en dos bancos especializados en hipotecas (que ahora han caído en bancarrota): Freddie Mac y Fannie Mae, dos entidades cargadas de riesgo y alta rentabilidad». Estamos ya cerca de la hecatombe 1007-1008 y de ahí a la actual crisis crediticia, financiera e hipotecaria, con sus terribles afectaciones en la economía real y en el mundo del trabajo, fue sólo un paso.