La hipótesis de acto criminal generado por la burbuja inmobiliaria, que llevó a la crisis del capitalismo, primero en la economía estadounidense y hoy en la Zona del Euro, no es sólo una especulación de algunos investigadores, hoy es materia compartida por la mayoría del periodismo serio. Pone como medida del buen periodismo a los dos periodistas que denunciaron el Watergate , Bob Woodward y Carl Bernstein, ellos muñidos del deber de investigadores públicos y empujados por el coraje de sus autoridades directas, denunciaron un esquema también criminal. Infelizmente, este caso fue una excepción honrosa y heroica, y no la regla de comportamiento de la industria de la comunicación y de sus trabajadores. Y hoy mucho menos con una prensa concentrada en pocas manos.
Esto queda ratificado por lo siguiente: «Cualquier operador o analista sabe que cuando hay información perfecta, no puede haber equívoco en el error y sí premeditación. Esta tesis es corroborada por el francés Jean-François Gayraud, comisario divisional para crímenes financieros (equivale al puesto de coronel) de la Direction de La Surveillance Du Territoire (DST) la agencia de contra-espionaje de Francia. Gayraud sostiene que la “crisis” de la burbuja estadounidense fue un acto criminal de empresas especuladoras. Sus enunciados fueron publicados en la contratapa de la edición de 25 de septiembre de 2008 del periódico La Vanguardia, de Cataluña», pero no encontró eco en los medios ni las agencias internacionales.
Así la posible fuente para investigar y denunciar mundialmente el crimen de la mayor transferencia de renta colectiva hacia cofres privados fue muy poco investigada y se concluyó que la avidez de ganancias fáciles y rápidas de unos cuantos funcionarios inescrupulosos fueron la causa de tan devastador suceso y, a partir de allí fue arrojada al limbo de las causas inconclusas. Poco tiempo después los medios se encargaron de informar que la crisis ya había pasado y que la recuperación comenzaba a visualizarse, sobre todo en los Estados Unidos. De este modo «es la propia industria de los medios la que amortigua la posible ira popular frente a la acción cómplice entre mandatarios de gobiernos en función-clave y criminales de cuello blanco, operando con la especulación fraudulenta».
La pregunta necesaria para confrontar con las afirmaciones de Lima Rocha debe ser: ¿Cuál es la verdad que se oculta? Para ello recurriremos a otra autoridad académica el economista Alejandro Nadal quien lleva la pregunta a un marco investigativo y más abarcador para ofrecer una respuesta: «Uno de los rasgos más interesantes de la economía estadunidense y de los principales países europeos es la caída en la tasa de ganancia a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Sobre este tema existen muy pocos estudios de autores en la academia tradicional, pero los análisis de corte marxista son abundantes, rigurosos y revelan una reducción muy importante de la rentabilidad del capital en Estados Unidos y los principales países europeos a partir de los años 60 hasta los 80». Esto permite pensar que la especulación financiera fue tras una rentabilidad que se había visto muy reducida dentro del ámbito de la producción.
Aunque la explicación se vuelva un tanto compleja es necesario dejar en claro que la crisis financiera 2008-09 fue el resultado de un largo proceso que se fue incubando en las última cuatro décadas. Esto corre la mira de la acusación tan ingenua de que unos pocos “niños malos de Wall Street” fueron los causantes del desastre financiero. Por ello señala Nadal: «Las causas de esta caída de las ganancias son motivo de un importante debate. Lo importante es que esa caída se ve acompañada del aumento en la tasa de inflación en los años 70 y del estancamiento en el crecimiento de los salarios reales. La interpretación es inmediata: los capitalistas incrementaron sus precios para compensar la reducción en la rentabilidad. Y como la evolución desfavorable de las ganancias frena las nuevas inversiones, esto explica el estancamiento con inflación de los años 70. Esa estanflación se saldó con brutales incrementos en la tasa de interés que provocaron la crisis de la deuda de los años 80 a nivel mundial. (Subrayados míos)
Tratemos de comprender mejor. El capital reaccionó comprimiendo costos laborales por todos los medios disponibles. De aquí viene el endeudamiento de la clase media y trabajadora ante la necesidad de financiar un nivel de vida que ya no podía sostener. Las empresas también aumentaron los horarios de la jornada de trabajo (por eso coexisten aumentos de productividad y estancamiento salarial). Procedieron a la flexibilización laboral a ultranza, con el “contrate y despida” como lema, y recurrieron a la subcontratación y desplazamiento de empleos a otros países con menores costos laborales. La acumulación de estas tendencias produjo una retracción de la producción y un aumento de la especulación financiera que estalló en una burbuja imposible de sostener.