Propongo en esta columna abordar el tema de la construcción de un candidato consultando a profesionales que puedan mostrar un curriculum respetable. Ello quiere decir, en mi opinión, que su palabra esté avalada por sus estudios de formación en instituciones de prestigio y que su carrera profesional puede mostrar su capacidad de análisis y de propuestas.
Alguien que reúne estas condiciones es Ignacio Ramírez, Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires; Diplomado en Estudios Avanzados en Comunicación, Política y Cultura por la Universidad Complutense de Madrid; Director del Posgrado en Opinión Pública y Comunicación Política en la Facultad Latinoamericana Ciencias Sociales; Analista de opinión pública y consultor político, actualmente Director de la Consultora Ibarómetro.
Consultado respecto de cómo definiría el perfil de un candidato, respondió:
Si bien las lealtades partidarias tradicionales se han debilitado lo cierto es que la escena política latinoamericana es un ámbito efervescente donde los protagonistas son los conflictos, las pasiones, los debates y los desacuerdos político-ideológicos. Es decir, más que de un fin de las ideologías deberíamos hablar de su regreso recargado. Por ello los candidatos y comunicadores deben atender las nuevas agendas y sensibilidades de la ciudadanía, especialmente entre los jóvenes cuyas vidas transcurren en ecosistema simbólicos y de comunicación muy distintos a los más grandes.
Su respuesta es la de un científico social. Se coloca en una actitud de rechazo a lo que yo definiría como liviandades de los consultores que hemos revisado en columnas anteriores, por los modos de abordar el análisis político. Ramírez muestra una actitud más profesional que se trasunta en su descripción sociológica que incluye una definición de la cultura actual. Subraya el universo de los jóvenes como un tema especial que merece un tratamiento diferenciado. Avanza con sus definiciones:
Los candidatos son el principal instrumento de campaña, el cuerpo en el cual se condensa todo un sistema de comunicación, un mensaje. Por lo tanto, es importante que los atributos de su posicionamiento sean coherentes con el conjunto de valores y posiciones que expresa. Hoy más que nunca la comunicación política tiene un desafío paradojal: que los candidatos sean auténticos y no luzcan manufacturados. La Comunicación Política debe potenciar sus virtudes, suavizar sus defectos pero nunca quitarles frescura, audacia.
Se diferencia de los consultores anteriores en que se coloca en una posición de respeto a dos dimensiones del tema:
1.- no menosprecia la calidad del público hacia el que se va a dirigir, lo estudia y diagnostica; 2.- Define la personalidad del candidato como un punto de partida para el diseño de una campaña y, 3.- señala la paradoja entre la manufacturación de su perfil y la necesidad de que no afecte la “frescura y audacia”, equivale a decir que su presencia sea creíble.
Es decir, no rechaza la necesidad de diseñar un perfil del candidato pero esa tarea debe tener siempre presente su personalidad y las características del público que puede estar atento a su apariencia, ésta debe ser coherente con los valores que propone.
En la exposición de Ignacio Ramírez aparece un modo claro de pensar sostenido por la politología, lo cual evidencia el peso de su formación académica.
El otro consultor que deseo analizar, ofrece también buenos antecedentes, es Alfredo Dávalos, Licenciado en Publicidad graduado en el Instituto de Mercadotecnia y Publicidad en México; Diplomado en Comunicación y Gestión Política por la Universidad Complutense de Madrid, y por el Centro Avanzado de Comunicación en México. Plante su concepto en estos términos:
Me parece que el trabajo debería de iniciar años antes de que inicie el proceso electoral. Si bien es cierto, no todos los políticos provienen del ámbito político, es importante señalar que muchos políticos vienen del ámbito empresarial, me parece que eso es clave: todo candidato que aspira a una campaña legislativa requiere investigar con tiempo su mercado electoral. Hoy deberíamos tener campañas mucho más ciudadanas, que estén basadas en la cotidianidad de la gente. Yo creo que hoy las campañas legislativas deberían apelar a todos aquellos aspectos que preocupan al ciudadano, que no parezca político y debería contar con un mensaje capaz de emocionar y llegar a tocar las fibras más sensibles de la gente.
Voy a señalar un primer aspecto que creo importante: se nota en este consultor que parte de un marco ideológico diferente. La formación recibida, publicidad y mercadotecnia, se demuestra en el vocabulario que utiliza, es desde dónde parte para pensar lo político reducido a mercado. En Dávalos aparece el concepto de “mercado electoral” y hace mención a que hay una cantidad importante de candidatos que provienen del “ámbito empresarial”.
Me parece importante señalar las diferencias entre ambos consultores, sin dejar de lado que son el producto de marcos culturales diferentes. Argentina tiene un pueblo con una marca de herencias europeas que se manifiestan en gustos y estilos de vida. Hay allí una diferencia respecto de México, y mayor aún con otros países caribeños. Ramírez tiene un mayor respeto por el elector del que han mostrado los anteriores consultores, que evidencian cierto menosprecio y predisposición a ser manipulados sin ocultar sus manejos.
Las formaciones de origen, más las culturas diversas de los públicos en los que han desarrollado sus experiencias definen con claridad los modos y concepciones de sus propuestas.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta dado que estamos recibiendo una importante intromisión de modelos culturales ajenos a nuestra idiosincrasia: la cultura política yanqui con agregados de lo que algunos, con menosprecio, hablan de la latino-americanización de concepciones y métodos de abordar el estudio de los públicos.