Ricardo Vicente López –18-7-17
La aparición y desarrollo de la comuna urbana estuvo acompañado por una innovación cultural que apoyó y consolidó ese proyecto institucional: la universidad. Para algunos esto puede ser una gran noticia o un cuento de hadas. Es necesario arrojar un poco de luz sobre el tema, por ello paso a analizar esta novedad. Posiblemente aquella Academia platónica de la Atenas del siglo V a. de C. haya sido una fuente de inspiración.
Podemos tomar como un comienzo de este proceso a la Universidad de Bolonia fundada en 1088, partiendo de las escuelas municipales y adquiriendo el grado de Universidad en 1317. Es la universidad más antigua del mundo occidental. Otras de esa época fueron la Universidad de París en el 1150, la de Oxford 1167, la de Salamanca en 1208, la de Orleans en 1316, entre otras. Es evidente que estamos frente a un movimiento intelectual muy importante que se ve reflejado en la fundación de un importante número de casas de altos estudios:
Nunca, hasta entonces, había aparecido una institución de estas características. Allí se encontraban las diversas corrientes en un ámbito de pluralidad, abierto a las ideas, aunque esto que afirman los investigadores no sea fácilmente aceptado como consecuencia del prejuicio iluminista. Dentro de las limitaciones histórico-culturales de esa etapa histórica fue un ámbito de intensos debates sobre la herencia helénica-romana y sus colisiones con la vertiente hebrea, argumentando en pos de sus verdades. Por esos siglos las universidades asumieron la forma institucional del gremio. Lo que diferenciaba a los universitarios del resto de los artesanos es que ellos eran artesanos de la palabra. Constituyeron así gremios de intelectuales.
Una imagen muy realista de la vida en estas universidades la muestra la película La pasión bajo el cielo (1988) que narra una historia medieval que se desarrolla en la Universidad de París en el siglo XII[1]. Estos gremios mantuvieron siempre una relación conflictiva con la autoridad y con la Iglesia y, a veces, con las burguesías regionales. Todo ello está señalando que fue la cuna de los más apasionados debates, cuyos resultados posibilitaron el avance del conocimiento moderno. También es necesario afirmar, y se desprende de lo dicho, que es esta institución es una creación de la Cultura Occidental.
Una vez más debo aclarar que, a pesar de la sospecha de oscuridad teologizante, que la Ilustración arrojó sobre este período, fueron muchos los avances que mostró la universidad. Dice Jacques Le Goff, en ese sentido:
Nada menos oscurantista que la escolástica, para la cual la razón culmina en la inteligencia, cuyos fugaces destellos se transforman en luz perdurable. El intelectual universitario nace precisamente en el momento en que pone en cuestión el texto, que no es más que un soporte, y de estudiante pasivo se convierte en un crítico activo. El maestro no es un exégeta, sino un pensador; da soluciones, crea. Jamás encontraremos la verdad si nos contentamos con lo que ya ha sido descubierto… Quienes escribieron antes que nosotros, no son nuestros amos, sino nuestros guías. La verdad se abre a todos; no ha sido hasta ahora conquistada enteramente por nadie.
Respecto a la vida interna de esas universidades, el historiador irlandés Walter Starkie (1894-1976) escribe:
La Universidad medieval era una gran comunidad democrática en la que no había diferencias de categoría o privilegios. Sin embargo, esta igualdad era sólo teórica, porque en la práctica había inevitables distinciones que ocasiona la riqueza. Los hijos de los nobles llegaban a la Universidad con sus propios siervos y pagaban a sus compañeros pobres para que les sirvieran de criados; pero una vez dentro del aula, el estudiante más pobre podía sentarse en los bancos al lado del hijo de un rico… podía sentir hasta dónde llegaba su propia valía, al pensar que compartía con sus compañeros el privilegio de elegir el Rector de la Universidad… es preciso recordar que Salamanca, como Bolonia… era Universidad de estudiantes, con un estudiante rector escogido por ellos… También los estudiantes tenían la facultad de elegir a los profesores.
Hemos dado un paso más para aventar la neblina que envolvía a la Edad media, creada por los intelectuales iluministas del siglo XVIII, sobre todo franceses. Los avances culturales, institucionales, políticos y sociales que hemos analizado, nos han ofrecido una imagen diferente. El objetivo más importante que he planteado con esta investigación es verificar que el mundo que nos toca vivir no es el único posible, y que en la historia ha habido experiencias que respetaron mucho más a la persona, a su dignidad y a sus necesidades.
[1] www.youtube.com/watch?v=c13CzRgkCR0