Finalicé la columna anterior afirmando: «Ese programa de dominio global requería una cobertura mediática». La expresión que utilicé es relativamente nueva, no corresponde a la década del ’50. Sin embargo, siendo de uso actual por los analistas e investigadores, es útil para comprender sus orígenes.
En las décadas de los ’60 y ’70 se produjeron muchos debates entre los defensores de lo que llamaron el libre flujo de la información que extravagantemente estaba representado por los grandes medios concentrados, y las investigaciones de universidades y academias de países de la periferia que intentaban desenmascarar sus perversas intenciones: defender el monopolio encubierto.
El Profesor de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central de Quito, Dax Toscano Segovia, en su artículo El derecho a la ¿desinformación? (25-3-2008) concluye con estas palabras:
Esta es, en definitiva, la libertad que defienden la CNN, la SIP, Reporteros sin fronteras, Prisa, El País, Televisa, Teleamazonas, Ecuavisa, Globovisión, El diario Hoy de Ecuador, El Tiempo de Bogotá, Clarín y La Nación de Buenos Aires, etc.: la libertad de empresa y de mercado, cuyo negocio fundamental es la publicidad en la que se gasta anualmente un millón de millones de dólares para fomentar el consumismo. Nada más alejado de la verdad es que las empresas capitalistas de la desinformación sean pluralistas y que través de ellas se puedan expresar la diversidad de concepciones existentes en una sociedad sobre diferentes hechos, sucesos, acontecimientos y problemas sociales.
Como aclaración para una correcta comprensión de su contenido la utilización en el título del concepto desinformación, leemos en el Diccionario de la Academia de la Lengua: «Dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines». La ironía del profesor con las palabras información y desinformación para referirse al tema en debate, requiere por ello la referencia al significado correcto de esas palabras. Esa era su lucha por desnudar lo que se escondía tras la defensa del libre flujo de la información, puesto que era muy importante para que se pudiera colocar la verdadera trama de lo que estaba en juego: la libertad de expresión para todos. Y era precisamente lo que había desaparecido con la maniobra de concentración de medios en manos de las multinacionales.
Escribí tiempo atrás:
Debo aquí dejar ya apuntado que la sociedad de masas y los medios de comunicación de masas son dos modos de hablar de un mismo fenómeno que tiene carácter estructural en la conformación de la sociedad moderna a partir del siglo XX. Dirigirse a un público masificado por el proceso industrial concentrado impuso la necesidad de concentrar también la propiedad de los medios y de trasladar los conceptos y las modalidades de la organización industrial: los medios se transformaron en empresas comerciales y éstas tiene un objetivo fundamental: el lucro. La concentración de los medios fue otra faceta de la concentración empresarial.
Esto nos permite visualizar con mayor claridad que los medios son parte instrumental necesaria del entramado de carácter político, económico y financiero por parte de una minoría: la elite del poder, totalmente a espaldas de las mayorías populares. Allí radica la presencia y el funcionamiento antidemocráticos. Por lo tanto, este modo de ordenar el proceso comunicativo estuvo desde el inicio al servicio de los centros de poder. Para que esto haya sido posible debe entenderse que, antes de ello, la cultura moderna y su expresión económica la economía capitalista habían sentado las bases de esa posibilidad: la masificación del público.
Una industria que se lanza a la producción masiva de mercancías requiere un mercado masificado de demandas, que puede admitir cierta fragmentación sin perder su calidad de tal. Ese mercado debe haber realizado, a lo largo de un tiempo prudencial, una modificación en la psicología y las expectativas públicas a fin de hacerlas aptas para la recepción de esta modalidad. La masividad de la comunicación ha tenido, como paso previo, la conversión del receptor en masa.
Repito, una vez más, para seguir avanzando en pos de definir claramente que es la posverdad: es necesario entender todo este proceso para ver mejor el panorama actual.