Un parte importante de las opiniones de muchas personas está condicionada por la agenda de los medios masivos de información. No estoy descubriendo nada nuevo, pero utilizo esta recordación para actualizar un ocultamiento de informaciones de la época de la Crisis petrolera de la década del setenta del siglo pasado. Me estoy refiriendo a la relación causal, de continuidad temporal, de simultaneidad, por azar, o como se quiera pensar el tema, que presento en esta columna.
El aumento provocado por el manejo de la extracción de petróleo, como ya vimos, disparó su precio. Recordemos que en la columna anterior cité una declaración del Jeque Yamani en la que aparecía una especie de advertencia: «Empezará también a invertirse la transferencia del poder financiero. Hasta aquí se movía en un sentido único: hacia los países industriales. Ahora asistiremos a un cambio radical para todos los países afectados… el equilibrio de poder, en el mundo, ya no volverá a ser lo que era». Lo que les estaba diciendo a los jefes de Occidente es que la enorme cantidad de dólares que las compañías petroleras habían estado ganando, en detrimento del los países productores, cambiarían de destinatarios.
Los países exportadores, sobre todo los árabes, se encontraron con una enorme masa de dinero en sus manos, como resultado de la suba de precios. Es decir, se produjo una transferencia de utilidades de las empresas petroleras hacia los países con reservas petrolíferas. Si bien era esto una buena noticia, también comenzaba a ser un nuevo problema para esos países. Esta masa de dinero, contada en cientos de miles de millones de dólares, no podía ser utilizada por ellos dado que no tenían una estructura industrial que le permitiera canalizar esa cantidad de dinero en inversiones productivas. Además le élite dirigente no mostraba una vocación por embarcarse en proyectos de esa magnitud. No se debe olvidar la composición sociopolítica del mundo árabe dominada por unas cuantas familias frente a una masa empobrecida.
Consultando a Wikipedia nos encontramos con este comentario:
La economía mundial entró en recesión en los años 1970 y continuó en principios de los 1980 por los precios del petróleo que se dispararon debido a la Crisis del petróleo de 1973. Todo ello produjo un punto muerto en el crecimiento económico para la mayoría de los países de la región. Los países en vías de desarrollo se encontraron ante una desesperada crisis de iliquidez. Los países exportadores de petróleo, por el contrario, tenían una gran cantidad de él… ese dinero, después de las alzas en el precio de dicha materia prima en 1973 y 1974, fue invertido en bancos internacionales. Estos grandes bancos, ante la crisis tuvieron dificultad para colocarlo en los países centrales que les ofrecían mayor seguridad. Ello obligó a que «reciclaran» la mayor parte de ese capital en forma de préstamos a los gobiernos latinoamericanos.
El resultado de este entramado de dificultades, algunos con mucho dinero y otros necesitados de él, fue aprovechado por los bancos para gestionar empréstitos que fueron buenos negocios para los bancos y penurias para los pueblos de Suramérica.
La peligrosa acumulación de deuda externa y las dificultades de la región para afrontar el pago de capital e intereses comenzó a ser percibida cuando los mercados internacionales de capitales se dieron cuenta de que América Latina no sería capaz de pagar sus préstamos. O, se podría arriesgar la hipótesis de que las refinanciaciones eran un muy buen negocio para los bancos dado que éstas se realizaron a tasas de interés siempre en aumento.