Ricardo Vicente López
Después de haber sufrido nuestra América Latina, durante gran parte del siglo XX, golpes militares contra los gobiernos democráticos, en los centros de definición de políticas de los Estados Unidos ─los thinktank─ comenzaron a elaborar una nueva tesis. Aparece, entre algunos de sus mejores intelectuales, la iniciativa de un nuevo concepto: el golpe blando. Comprenderlo abre una puerta para comenzar a ver la nueva estrategia del poder internacional. Con ese objetivo, comenzar desentrañar la maraña de propósitos perversos. Estos quedan ocultos tras un concepto de apariencias tan ingenuas. Apelaré a las opiniones de investigadores que han dedicado a ello su actividad profesional y han denunciado esos manejos encubiertos. Todos estos trabajos se aceleraron ante el cambio de la situación política, económica y social en América del Sur desde comienzos del siglo XXI.
Tenemos, entonces, este nuevo concepto para perturbar el funcionamiento de gobiernos democráticos como un modo que supera la metodología del golpe militar. ¿Cómo se define este concepto? Stella Calloni, periodista y escritora argentina, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, fue corresponsal de guerra en América Central y se especializó en política internacional. En un artículo publicado en el diario La Jornada de México [[1]] (6-10-2012), en él analiza la relación entre los Estados Unidos y América Latina, dice:
«Golpe blando es el nuevo nombre que se utiliza en los Estados Unidos para mencionar las acciones desestabilizadoras utilizadas por el poder económico, con apoyo extranjero, y de los viejos elementos de las dictaduras: militares y policiales. Ya no resulta imprescindible sacar las Fuerzas Armadas a la calle: se van minando lentamente las bases de un gobierno popular, cuando se ha logrado controlar la mayoría de los medios de comunicación».
El intelectual francés, investigador de la política exterior de los Estados Unidos, Thierry Meyssan, presidente fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace (Eje por la Paz), denuncia a uno de los creadores de la estrategia del poder blando. Se refiere a Gene Sharp [[2]] (1928-2018), quien propuso en 1983 el Programa sobre las Sanciones No Violentas en el Centro de Asuntos Internacionales de la prestigiosa Universidad de Harvard. Su exposición se desarrolló dentro del marco teórico de las ciencias sociales, con lo cual le otorgó un fundamento con pretensiones académicas. Sus análisis se apoyaron en las posibilidades que ofrece la utilización de la desobediencia civil por parte de la población de Europa occidental, todo ello a partir de una hipótesis de la posibilidad de una invasión de las tropas del Pacto de Varsovia (Unión Soviética y aliados). Téngase en cuenta que esto es anterior a la implosión de la URSS (1991).
En esa misma época, funda en Boston el Albert Einstein Institution con la doble misión de financiar sus investigaciones universitarias y de aplicar sus modelos a situaciones concretas (eufemismo para hablar del sabotaje a Gobiernos establecidos (no afines a la OTAN).
Cómo comenzar una revolución (2011) es una película, ganadora del concurso de documentales británicos que tiene como personaje central teórico político Gene Sharp, presentado allí como el erudito más importante del mundo en revolución no-violenta. La película describe las ideas de Sharp, y su influencia en los levantamientos populares de todo el mundo. También aparece el Coronel retirado del ejército de los Estados Unidos, Robert «Bob» Helvey, que volvió de Vietnam deprimido por la derrota. Este militar cuenta que fue invitado a participar en una conferencia dictada por el Profesor Sharp, de la cual salió entusiasmado con la propuesta de la subversión no-violenta. A partir de allí el coronel se incorporó a tareas subversivas de la CIA en medio oriente. El profesor se presenta de este modo [[3]]:
«Me llamo Gene Sharp y éste es mi trabajo»: así comienza el documental Howto Start a Revolution (Cómo empezar una revolución), que en el 2011 dirigió el escocés Ruaridh Arrow, producido por Lion Televisión británica, en asociación con Big Indy Production, donde se expone de manera estructural el papel de este personaje y su instituto en procesos de desestabilización de gobiernos democráticos (no pro USA) en diversos países del mundo».
La democracia en manos de los halcones
En la década de los ochenta Gene Sharp publica una obra titulada Cómo hacer que Europa sea inconquistable (1985), cuya edición europea incluye un prefacio de George F. Kennan [[4]] (1904-2005). En 1987 la asociación cuenta con subvenciones del Instituto de los Estados Unidos por la Paz (U.S. Institute for Peace) ─ título que esconde una perversa ironía─. Este instituto organizó desde entonces seminarios para adiestrar a los aliados en la defensa, mediante la desobediencia civil, ante un supuesto ocupante comunista─ entiéndase esta definición dentro de la ambigüedad con la cual se manejan─. El general francés, Georges Fricaud-Chagnaud [[5]] (1923-1999), siguiendo esta nueva concepción, convertida en doctrina de guerra en la cátedra del Profesor Gene Sharp, introduce el concepto de «disuasión civil» en la Fundación de Estudios de la Defensa Nacional.
Thierry Meyssan [[6]], en su artículo La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA (10-2-2005), denunciaba el origen de esta doctrina:
«Desconocido para el público, Gene Sharp elaboró una teoría sobre la no violencia como arma política. Por cuenta de la OTAN y más tarde de la CIA, formó a los líderes de los golpes de Estado suave de los últimos quince años. Desde los años 50, Gene Sharp estudió la teoría de la desobediencia civil de Henry D. Thoreau y Mohandas K. Gandhi. Para estos autores, la obediencia y la desobediencia son cuestiones morales o religiosas antes que políticas. Ambos oponen una ley superior a un orden civil. Sin embargo, la práctica de sus convicciones tuvo consecuencias políticas, de manera que lo que consideraban como un fin en sí puede ser percibido como un medio. La desobediencia civil puede ser considerada entonces como una técnica de acción política, incluso militar».
El profesor Sharp había comenzado a pensar en los setenta la posibilidad de una Europa invadida por el Ejército Rojo, pero la implosión de la Unión Soviética (1991) lo dejaba sin un enemigo cierto, objeto de sus investigaciones. A partir de los noventa, reformula su hipótesis con variantes, hasta que el ataque contra las Torres Gemelas (2001) le ofrece un nuevo enemigo, definido por George W. Bush como el terrorismo fundamentalista islámico.
El periodista e investigador cubano Manuel E. Yepe, especializado en política internacional, profundo conocedor de la política y de la economía de Latinoamérica, tiene acceso al Manual de Capacitación de Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos en Guerra No Convencional (U.S. Army Special Forces Unconventional Warfare Training Manual), publicado en noviembre de 2010. Su lectura le permite una visión más clara de la política exterior estadounidense, que vuelca en una nota del 15-3-14:
«En el capítulo I de este manual del ejército norteamericano se definen las actividades que están orientadas al Comando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos (USSOCOM), para promover movimientos de resistencia o de insurgencia llamadas a coaccionar, interrumpir o derrocar a un gobierno legítimo operando a través de fuerzas clandestinas, auxiliares y/o guerrilleras. En él se definen los conceptos de guerra generalizada, guerra de guerrillas, guerra limitada, insurgencia, movimientos de resistencia y subversión. Se fundamenta el papel de la guerra no convencional en la estrategia nacional de Estados Unidos y sobre la viabilidad del patrocinio norteamericano. El manual sostiene la necesidad de crear las condiciones que dividan o debiliten los mecanismos de organización de que disponga el gobierno que se pretende derrocar para mantener su control sobre la población civil y organizar un núcleo mínimo de dirección de las actividades clandestinas de la resistencia».
El ciudadano de a pie, acostumbrado a pensar según la lógica de los medios internacionales, puede no estar preparado para entender estos laberintos de la política internacional, por un lado;y por otro, la guerra como un fenómeno excepcional que se presenta en condiciones extremas poco habituales. Siguiendo el viejo principio militar enunciado por Carl Philipp von Clausewitz[7] (1780-1831) —»la guerra es la continuación de la política, por otros medios»—, debemos aprender a no separar una cosa de otra, y pensar el profundo entramado que conectan ambas actividades.
Sigamos leyendo las reflexiones de Manuel E. Yepe, sobre su lectura del manual citado:
«Esta Guerra sin Límites consiste en ataques contra todas las áreas de vulnerabilidad: Guerra Cultural, influenciando los puntos de vista culturales de la nación adversaria; Guerra de las Drogas, invadiendo a la nación adversaria con drogas ilegales; Guerra de la Ayuda Económica, empleando la dependencia a la ayuda financiera para controlar al adversario; Guerra Ambiental, destruyendo los recursos ambientales de la nación adversaria; Guerra Financiera, subvirtiendo o dominando el sistema bancario del adversario y su mercado de valores; Guerra Legal Internacional, subvirtiendo o dominando las políticas de las organizaciones internacionales o multinacionales; Guerra Mediática, manipulando los medios de prensa extranjeros; Guerra en Internet, mediante el dominio o destrucción de los sistemas informáticos transnacionales; Guerra Psicológica, dominando la percepción de las capacidades de la nación adversaria; Guerra de Recursos, controlando el acceso a los recursos naturales escasos o manipulando su valor en el mercado; Guerra de Contrabando, invadiendo el mercado del adversario con productos ilegales; Guerra Tecnológica, ganando ventaja en el control de tecnologías civiles y militares claves, y la Guerra Terrorista contra de la población civil».
Técnicas para la aplicación del golpe blando
Gene Sharp publica su último libro De la dictadura a la democracia(2013), en el que desarrolla sus últimas investigaciones sobre la utilización de la no violencia como lucha contra el poder de los gobiernos democráticos resistentes a la aceptación de las políticas del imperio. Allí afirma:
«La acción no violenta es una técnica para conducir conflictos, tal como la guerra militar, el gobierno parlamentario y la guerra de guerrillas. Esta técnica usa métodos psicológicos, sociales, económicos y políticos. Ha sido utilizada para una variedad de objetivos, “buenos” y “malos”. Ha sido utilizada tanto para cambiar gobiernos como para sostenerlos contra ciertos ataques».
En este libro avanza en sus tesis políticas. Afirma que el poder no es monolítico; eso significa que no deriva de una cualidad personal de los individuos que están en el poder, entonces el poder político, dentro de cualquier estado, proviene de los ciudadanos. Por lo tanto, toda estructura de poder se sostiene en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder. Postula, de este modo, la eficacia de la desobediencia civil.
Una síntesis de su propuesta
«Primer paso: se busca la promoción de acciones para generar un clima de malestar social en el país, desarrollando matrices de opinión sobre problemas reales o potenciales, mediante los medios de comunicación.
Segundo paso: hacer denuncias, fundadas o no –ejemplo: falta de libertad de prensa, desconocimiento de los derechos humanos, etc.–, que comienzan a «erosionar la base de apoyo del gobierno, apuntando a crear un descontento social creciente.
Tercer paso: promoción de la «lucha activa callejera», que bajo reivindicaciones políticas y sociales debe confrontar de forma directa con el gobierno.
Cuarto paso: movilizaciones con la combinación de diversas formas de lucha − tomas de instituciones emblemáticas, con el objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria− creando un clima de ingobernabilidad.
Quinto paso: si es necesario, fractura institucional, sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, hasta obligar a la renuncia del presidente».
Es necesario comenzar a comprender el entramado oculto de estos mecanismos, que ahora reaparecen en América Latina, con más o menos pudor, de acuerdo al estado socio-político de cada país. La evidencia de esto aparece en los diarios y sólo hace falta un poco de actitud crítica para detectarlo. Es necesario tomar distancia de la información pública, totalmente condicionada por los intereses de las grandes multinacionales. Esto nos impone ir conformando una conciencia colectiva libre de esas incidencias, capaz de liberarse de las presiones políticas e ideológicas de la guerra mediática, como la doctrina del Profesor Sharp.
[1] Es uno de los principales periódicos mexicanos de circulación nacional, pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México.
[2] Politólogo estadounidense, profesor anticomunista. Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad de Ohio y Doctorado en Filosofía por la Universidad de Oxford; Profesor Emérito de la Universidad de Massachusetts Dartmouth. Fue un científico político, fundador de la Institución Albert Einstein. Ha sido acusada de haber estado detrás de las revoluciones de colores, nombre que han recibido una serie de movilizaciones políticas en el espacio ex-soviético llevadas a cabo contra líderes democráticos.
[3] Puede verse en la versión subida a: www.youtube.com/watch?v=dHezFksIM68.
[4] Diplomático, escritor y consejero gubernamental estadounidense, autor de la doctrina de la contención y figura clave de la Guerra Fría.
[5] Oficial superior brillante en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en consejero del emperador Bao Dai en Indochina y del presidente Senghor en Senegal. Asesoró a varios comandos y ocupó importantes cargos a la OTAN, antes de la creación de la Fuerza de Intervención Rápida.
[6] Es un periodista y activista político francés, autor de investigaciones sobre la extrema derecha (especialmente sobre la milicia del Frente Nacional, lo que suscita una investigación parlamentaria y provoca una escisión de este partido de extrema derecha), así como por su defensa de la laicidad de la República francesa.
[7] Militar prusiano, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna. Es conocido principalmente por su tratado De la guerra.