Ricardo Vicente López
Creo que debo comenzar dando algunas explicaciones por mi insistencia en volver, una y otra vez, sobre este tema. Me mueve a ello la convicción de que gran parte de los ciudadanos de a pie viven convencidos de que este es un problema de países bananeros. Esta expresión merece una definición clara para que no caigamos en erróneas interpretaciones. Leamos a wikipedia:
La expresión peyorativa «república bananera» se utiliza para describir a países que son considerados políticamente inestables, empobrecidos, atrasados, tercermundistas y corruptos, cuya economía depende de unos pocos productos de escaso valor agregado (simbolizados por las bananas), gobernados por presidentes legitimados de manera fraudulenta, que están sometidos a la hegemonía de empresas extranjeras.
Creo, amigo lector, que Ud. compartirá conmigo, que es altamente improbable que ciudadanos argentinos, como así también los de la mayor parte de los países importantes de nuestro continente, aceptaran que sus países son bananeros. Por lo tanto parecería, según esta calificación, que sólo sus habitantes están en condiciones de ser manipulados por los poderosos, mediante publicaciones en los medios nacionales o internacionales. Sin embargo esto no es así.
En una nota anterior, publicada en esta columna el 31-5-2020, analicé una editorial de la Revista Mercado, de circulación nacional, que planteaba el tema con mayor claridad. Para investigar si este tema fue analizado en publicaciones de mayor importancia, de circulación internacional, continué con mis investigaciones que me llevaron a la Revista Forbes. Lo que me estaba esperando era una sorpresa. Más adelante hablaré de ella.
Esta otra revista, de mayor importancia, de distribución mundial, también trató el tema de la manipulación de la opinión pública. Siguiendo con mi método informativo le doy los antecedentes de esta publicación. Volvamos a wikipedia:
Forbes es una editorial estadounidense, fundada en 1917, tiene como publicación principal la revista Forbes, mundialmente famosa, de salida bi-semanal. Son sus competidoras principales, en la categoría de revistas de negocios, Fortune y Business Week. La revista es famosa por publicar sus listas de las personas más adineradas del mundo, con especial dedicación a las listas de los americanos más ricos (the Forbes 400). Este año incorporó la categoría de los milmillonarios, como una perla periodística. El lema de la revista es «La herramienta del Capitalista».
Uno de sus columnistas, Alfredo Paredes, Consultor y académico internacional, experto en comunicación estratégica, es CEO de Capitol Consulting & Communication, una compañía multinacional líder en servicios de comunicación estratégica, campañas electorales, imagen política, capacitación, formación y asesoría de imagen. El centro de operaciones de la compañía está localizado en la ciudad de México y cuenta con oficinas en Miami (USA), Bogotá (Colombia) y Lima (Perú). Estos datos son importantes para las conclusiones finales. Es una presentación del autor de la nota que lleva por título Técnicas de manipulación política y el resultado, publicada en www.forbes.com.mx – 25-7-2019. Su análisis comienza con una especie de definición:
Para la Política, las campañas electorales y el ejercicio de gobierno, el tema es comunicar, convencer, persuadir y manipular; suelen ser sinónimos, por lo cual distinguir una de otra, resulta muy difícil. De hecho, la manipulación es una parte imprescindible y fundamental del quehacer político desde los orígenes de la humanidad.
Con la intención de hacer más accesible la comprensión de este concepto agrega una comparación sorprendente entre formas del manipular:
Manipular es una de las primeras cosas que aprendemos en la vida. A muy temprana edad, los bebes descubren el poder del llanto, el berrinche, los pataleos, la risa o alguna “gracia” como recursos para demandar atención, exigir comida, pedir ayuda o simplemente mantener ocupada a la gente.
La comparación me parece muy poco adecuada. Pero, si le aceptamos su propuesta, respecto de la manipulación del bebé, debemos sacar la siguiente conclusión, que contiene una doble y riesgosa derivación: 1.- los bebés son perversos desde su nacimiento al manipular a su familia; o 2.- la manipulación es una maniobra tan inocente e inocua que no merece la más mínima crítica, por sus consecuencias. Ud., amigo lector, deberá sacar una conclusión. El autor insiste con su definición, que contradice la analogía que propuso:
Manipular es sembrar en la conciencia y en la mente de la gente ideas, actitudes, conceptos y aspiraciones -incluso falsas e inmorales- que sirvan a los objetivos de sus manipuladores. De hecho, la manipulación es una parte imprescindible y fundamental del quehacer político desde los orígenes de la humanidad.
Permítame, amigo lector, un comentario muy poco respetuoso sobre el autor de la nota. Afirma, con aire de sentencia científica, que la manipulación ha sido una técnica imprescindible desde los orígenes de la humanidad. Me pregunto: ¿este señor habrá leído alguna vez algo de Antropología o Historia antigua? Si lo hizo, sería interesante saber ¿qué autores le ofrecieron esta información? ¿Se imagina Ud. la posibilidad de utilizar técnicas tan sofisticadas en las bandas nómades del neolítico [[1]], para no remontarnos mucho más atrás en los orígenes del hombre? [[2]]
El nivel de torpeza, de desparpajo, de ignorancia del autor desborda todo lo imaginable. La información respecto de los antecedentes y experiencia profesional que la publicación ofrece haría esperar otra capacidad e inteligencia. O debemos llegar a la conclusión que este es el nivel profesional exigible para ser uno de los Ceos de una importante Consultora. Su nota demuestra en nivel de su capacidad de experto en comunicación estratégica, teniendo en cuenta que escribe en una importante revista de distribución internacional. Todas estas dudas dieron lugar a la sorpresa de la que hablé en el comienzo de esta nota. ¿Qué debemos pensar, además, del Editor de la publicación? ¿Y respecto del público lector de la revista? O todo ello ¿pasa desapercibido?
Si Ud. amigo lector, se toma el trabajo de volver a leer las citas de este autor a partir de las críticas que le propongo, creo que me acompañará en mis sorpresas respecto del nivel de inteligencia y de formación del autor. Es difícil de aceptar que los lectores de esa publicación dejen pasar, no sólo las inexactitudes, sino también los disparates que le atribuye a un bebé. Permítame agregar un comentario más sobre el autor. Deberíamos ahora, para poder comprender mejor cómo es que llegó a escribir esta nota, saber dónde estudió y con qué notas egresó.
Volvamos al contenido de la nota. Agrega, para avanzar en su análisis, una pregunta: “¿Cómo se manipula en Política?” Y nos detalla las condiciones requeridas para la manipulación:
La sociedad debe ser vulnerable. Para que exista un manipulador, debe haber una base de ciudadanos indefensos, dóciles, desinformados, emocionales, reclutados, pagados o simplemente indiferentes a la política para quienes mantenerse dependientes, es mucho más simple que reflexionar, participar, criticar o luchar para cambiar las cosas.
No es poco el menosprecio que manifiesta respecto de los pueblos que fueron o serán manipulados. Un importante analista político como lo es Walter Lippmann ha investigado mucho este tema [[3]], sobre todo respecto del público estadounidense. Sus estudios desmienten las afirmaciones del autor de la nota.
Amigo lector, le sugiero que recuerde la definición de país bananero citada más arriba. Esto nos está planteando una tesis que no concuerda con los hechos políticos de gran parte del siglo XX en adelante. Las definiciones que hemos leído, según el propio autor, afirman que la acción política tiene, como componente principal, la manipulación de los públicos, aplicando en ellos todas las diversas técnicas que la caja de herramientas diseñada y construida por el sistema dominante. La descripción de las condicionalidades previas entra en contradicción con las posibilidades de la política manipuladora que han sido utilizadas o, por lo menos, han intentado utilizar en el amplio campo de las democracias occidentales.
Hay límites que yo creía que no se intentarían sobrepasar en el desprecio de los públicos a los que está haciendo referencia. Debo confesar que me cuesta comprender la coherencia de su razonamiento. Sin embargo, la carga de desprecio, racismo, por esos pueblos a los que se debe dirigir el manipulador pareciera que hoy se puede encontrar con las reacciones que estamos viendo en pueblos como el de los EEUU. Todo ello no responde totalmente a sus descripciones.
En síntesis, como podría ser
esperable, no es el ocultamiento de las manipulaciones lo que aparece en esta
famosa revista, sino el chato nivel de sus analistas.
[1] Este periodo se encuentra cronológicamente, entre el año 7.000 a. de C. y 2.000 a. de C.
[2] En el extremo sur de África se encuentran restos humanos de más de 100.000 años de antigüedad.
[3] Consultar en la página www.ricardovicentelopez.com.ar, sección Reflexiones Políticas la nota 33.- La verdad de los medios y el público real masificado; 72- Walter Lippmann y algunas reflexiones sobre qué es la opinión pública, entre otras.