Ricardo Vicente López
La América del sur, pero no sólo ella, ha recibido diversas invasiones culturales: estilos de vida, modos de pensar, preferencias por las más diversas mercancías, gustos, modas, hasta el punto en que hablar en inglés es un signo de muy buena formación intelectual; lo contrario, no saberlo, es una muestra de pobreza intelectual. Los productos, de cualquier naturaleza, Made in USA (hechos en los EEUU), tienen garantía de gran calidad, sólo por llevar ese sello. Amigo lector, si Ud. está convencido de que en EEUU, los habitantes tienen un alto estándar de vida, y que su democracia es el modelo superior, espejo para aprender; si cree que los EEUU invaden países para democratizarlos, ha sido víctima del arte de la propaganda que creó Doctor Edward Bernays (1881-1995) [[1]].
Le pido, por favor, amigo lector, que no lo tome a mal; me comprometo a que en las sucesivas notas de Acquafortes de Yanquilandia, iré desarrollando estos temas. Muchos de ellos exigirán un esfuerzo de una credibilidad dificultosa. Por ello me comprometo a ser muy cuidadoso en la seriedad con la que voy a trabajar cada concepto, en la búsqueda de lo hoy muy devaluado: la verdad. Lo sucedido ha adquirido un papel fundamental para comprender los porqués de preguntas que nos angustian: ¿Cómo es que hemos llegado a extremos jamás imaginados?
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Quinta parte.- Crece la desigualdad entre ricos y pobres
Según una investigación de Oxfam, dentro del sistema capitalista monopólico, los multimillonarios vieron incrementarse su fortuna en 3,9 billones de dólares entre el 18 de marzo y el 31 de diciembre de 2020. La pandemia de coronavirus, que ya superó los 100 millones de contagios y causó la muerte de más de 2,1 millones de personas en todo el mundo, puso a la desigualdad en el centro de atención. Es que mientras las grandes fortunas mundiales se han incrementado, los más pobres «necesitarían más de una década para recuperarse de los impactos económicos de la crisis», precisó el informe anual sobre desigualdad de Oxfam Internacional[2].
Su investigación, se apoya en datos de Forbes y Credit Suisse. En tanto, Estados Unidos, China y Francia fueron los países que registraron los avances más importantes en cuanto al aumento de patrimonio de los «super ricos». A su vez, el número de personas que viven en la pobreza a nivel mundial podría haber aumentado hasta en 500 millones el año pasado, según un documento de investigación del Instituto Mundial de Economía del Desarrollo de la Universidad de las Naciones Unidas que Oxfam citó.
Entre los diez hombres más ricos del mundo, Oxfam destacó al fundador de Amazon, Jeff Bezos, al jefe de Tesla, Elon Musk, al principal accionista del grupo de artículos de lujo LVMH, Bernard Arnault, así como a Bill Gates, de Microsoft, Mark Zuckerberg, de Facebook, Larry Ellison, de Oracle, a la leyenda de la inversión estadounidense Warren Buffett, y al cofundador de Google, Larry Page. El chino Zhong Shanshan, que se hizo multimillonario con su marca de agua mineral Nongfu Spring, y el jefe del Grupo Reliance, de la India, Mukesh Ambani, completan la lista.
El documento, publicado, antes de la reunión virtual de líderes políticos y financieros del Foro Económico Mundial, que normalmente se realiza en Davos, Suiza, expuso el impacto dispar del virus en todo el mundo. «La pandemia de Covid-19 tiene el potencial de aumentar la desigualdad económica en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo», señaló el informe, que indica, además, que «la desigualdad se está cobrando vidas».
“Estamos siendo testigos del mayor aumento de la desigualdad desde que comenzaron los registros. La profunda división entre ricos y pobres está resultando tan mortal como el virus”, dijo Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam. Las economías manipuladas están canalizando la riqueza hacia una élite rica que está sobrellevando la pandemia con lujo, mientras que los que están en la primera línea de la pandemia (dependientes, trabajadores de la salud y vendedores de mercado) luchan por pagar las facturas y llevar comida a la mesa”, agregó.
Para luchar contra esta creciente desigualdad, los gobiernos deben asegurarse de que todos tengan acceso a una vacuna contra la Covid-19 y apoyo financiero si pierden sus empleos”, dijo Bucher. “Además, este es el momento de inversiones a más largo plazo en servicios públicos y sectores con bajas emisiones de carbono para crear millones de puestos de trabajo y garantizar que todos tengan acceso a la educación, la atención médica y la atención social”, agregó la dirigente.
“Estas medidas no deben ser soluciones de ‘curita’ para tiempos desesperados, sino una ‘nueva normalidad’ en las economías que funcionen en beneficio de todas las personas, no solo de unos pocos privilegiados”, concluyó Bucher.
Impuestos a los más ricos
Frente a este incremento de las desigualdades, Oxfam retomó las proposiciones de los economistas Thomas Piketty y Gabriel Zucman a favor de un aumento de la fiscalización para los más ricos. La crisis del coronavirus «debe significar un giro en la fiscalidad de las personas y las empresas más ricas. Nos ofrece la oportunidad de establecer por fin una fiscalidad justa, poner fin al nivelamiento por lo alto.
Esto puede tomar la forma de un aumento del impuesto sobre la fortuna, de las tasas sobre las transacciones financieras y medidas de erradicación de la evasión fiscal», indicó el informe.
La ONG citó como ejemplo a Argentina, que en diciembre sancionó la Ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las grandes fortunas, para paliar los efectos económicos de la pandemia de coronavirus, pese al rechazo de los empresarios que integran el establishment.
[1] Sugiero ver el documental de la BBC de Londres: El siglo del individualismo (2002)- es un documental británico que muestra, con mucha claridad, cómo las investigaciones de Sigmund Freud, Anna Freud y Edward Bernays han influido decididamente en las políticas de las corporaciones. Sostenía que: «La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones son una condición necesaria del capitalismo.
[2] Oxfam es un movimiento mundial de personas que trabajan juntas para acabar con la injusticia de la pobreza. Junto a nuestras organizaciones socias, llevamos a cabo programas de desarrollo, hacemos campaña e incidencia política y proporcionamos ayuda humanitaria durante desastres y conflictos.