Acquafortes de Yanquilandia IV

Ricardo Vicente López

La América del sur, pero no sólo ella, ha recibido diversas invasiones culturales: estilos de vida, modos de pensar, preferencias por las más diversas mercancías, gustos, modas, hasta el punto en que hablar en inglés es un signo de muy buena formación intelectual; lo contrario, no saberlo, es una muestra de pobreza intelectual. Los productos, de cualquier naturaleza, Made in USA (hechos en los EEUU), tienen garantía de gran calidad, sólo por llevar ese sello. Amigo lector, si Ud. está convencido de que en EEUU, los habitantes tienen un alto estándar de vida, y que su democracia es el modelo superior, espejo para aprender; si cree que los EEUU invaden países para democratizarlos, ha sido víctima del arte de la propaganda que creó el doctor Edward Bernays (1881-1995).

Le pido, por favor, amigo lector, que no lo tome a mal; me comprometo a que en las sucesivas notas de Acquafortes de Yanquilandia, iré desarrollando estos temas. Muchos de ellos exigirán un esfuerzo de una credibilidad dificultosa. Por ello me comprometo a ser muy cuidadoso en la seriedad con la que voy a trabajar cada  concepto, en la búsqueda de lo hoy muy devaluado: la verdad. Lo sucedido ha adquirido un papel fundamental para comprender los porqués de preguntas que nos angustian: ¿Cómo es que hemos llegado a extremos jamás imaginados?

===================================

Cuarta parte.- La democracia estadounidense (*Basado en una nota de Aram Aharonian – Periodista y comunicólogo uruguayo. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

El sistema democrático estadounidense, publicitado y vendido como un escenario glamoroso, no logra encubrir sus graves deficiencias acumuladas durante largo tiempo y problemas reales, que nunca han sido solucionados. Crece el escepticismo sobre la democracia estadounidense mientras una guerra silenciosa echa sus raíces.

Estados Unidos se obstina en creer que su democracia sigue siendo el paradigma y el faro para el mundoPor esta arrogancia, su democracia no sólo ha acumulado problemas más que incurables, sino que también ha causado graves daños a casi todos los países del mundo occidental. El periódico francés Le Monde señaló que la reparación de una democracia ya deteriorada requiere el sentido de Estado y el de intereses públicos, ambos ausentes en la actualidad, lo que no deja de ser muy triste para un país que durante largo tiempo se ha considerado a sí mismo como un ejemplo.

Tiempo atrás, el think tank sueco Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral incorporó a EE.UU. por primera vez a la “lista de democracias regresivas”. Pasaron tres años del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, pero el sistema democrático de EE.UU. no ha logrado aprender realmente las lecciones, y le es difícil hacerlo. Por eso mismo, la violencia política sigue evolucionando y empeorando. de la desinformación innegablemente duro, el disturbio en el Capitolio ha puesto de pleno manifiesto la polarización social, la división política y el auge señalaron que la democracia de EE.UU. está en un estado crónico.

Los partidos de la democracia estadounidense no están en condiciones de hacerlo- el Demócrata en el gobierno y el Republicano desde la oposición- son conscientes de los defectos, ninguno tiene la determinación y el coraje para hacer reformas. El 12 de septiembre, el presidente republicano de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy, hizo un anuncio en campo minado: la posible investigación formal de juicio político contra el mandatario demócrata, Joe Biden. El proceso se sustentará en las investigaciones de su partido sobre los negocios de su familia en el extranjero.

En la política estadounidense, el dinero es convirtiéndose cada vez más en monólogos de los ricos. la leche materna de la política, y las elecciones vienen en la política Mientras, los reclamos por la democracia son considerados nada más que como “notas discordantes”. Con el dinero omnipresente en cada rincón de la política estadounidense, es inevitable que la equidad y la justicia sean reprimidas.

(PNB) de más de 70 países. La naturaleza de la política estadounidense es como un “juego de los ricos”. Brutos Nacionales Productos costaron más de 16 mil 700 millones de dólares, monto superior a los elecciones  intermedias en 2022, que tiene su encarnación más reciente en sus La política del dinero La libertad de expresión estadounidense está sujeta a su propio criterio. Los intereses partidistas y la política del dinero se han convertido en carga pesada sobre la libertad de expresión. Cualquier discurso desfavorable a los intereses del gobierno o del capital será sometido a estrictas restricciones.

Ante los grupos de capital y de intereses, la “libertad de expresión” de los medios de comunicación se  viste de hipocresía. La mayoría de los medios de comunicación son de propiedad privada, y sirven a los poderosos y los ricos. Los grupos de capital y de intereses hacen lo que quieren en lo que respecta a la opinión pública.

Muchos ciudadanos dudan de los resultados de las elecciones de 2020, y el extremismo, el autoritarismo y la desinformación van en aumento. Por  primera vez se cuestiona la solidez del sistema, y cada vez hay más preocupación sobre el futuro democrático del país: de acuerdo con las encuestas, un 71% de los votantes estadounidenses piensa que eso, que hasta ahora entendieron como democracia, está en riesgo.

Estados Unidos avanzó con el arte de convertir sus guerras de conquista en civilizadas formas de organizar el mundo y ordenarlo a su modo (el american style). En el centro de su discurso público siempre está la muletilla de democracia y derechos humanos. Todo se hace, se justifica, se impone, en nombre de ellos y de su defensa.

Pero la realidad muestra otra cara: las intervenciones humanitarias, la guerra contra “el terrorismo”, contra los gobiernos que según Estados Unidos no respetan los derechos humanos, los que Washington y sus repetidoras políticas y mediáticas en todo el continente llaman “Estados delincuentes”.

Democracia y sicofármacos

La Universidad de Maryland El orgullo de los estadounidenses por su democracia ha registrado una drástica caída del 90% en 2002 al 54% en 2022, según una encuesta conjunta entre The Washington PostDepresión, pánico, ansiedad, angustia, fobias, son los diagnósticos frecuentes que, en 2020, impulsaron un aumento del consumo de psicofármacos, en especial el clonazepam y el alprazolam. Es evidente que las consecuencias de este proceso de concentración económica afectan de manera significativa, particularmente a las clases subalternas, cada vez más enajenadas, más separadas de su producción.