Ricardo Vicente López
La América del sur, pero no sólo ella, ha recibido diversas invasiones lingüísticas, estilos de vida, modos de pensar, preferencias por las más diversas cosas (mercancías), gustos, modas, hasta el punto en que hablar en inglés es un signo de muy buena formación intelectual, lo contrario, no saberlo, es una muestra de pobreza intelectual. Los productos, de cualquier naturaleza, Made in USA (hechos en los EEUU), tienen garantía de gran calidad, sólo por llevar ese sello. Amigo lector, si Ud. está convencido de que en EEUU, los habitantes tienen un alto estándar de vida, y que su democracia es el modelo superior, espejo para aprender; si cree que los EEUU invaden países para democratizarlos, ha sido víctima del arte de la propaganda que creó Doctor Edward Bernays (1881-1995) [[1]].
Le pido, por favor, amigo lector, que no lo tome a mal; me comprometo a que en las sucesivas notas de Acquafortes de Yanquilandia, iré desarrollando estos temas. Muchos de ellos exigirán un esfuerzo de una credibilidad dificultosa. Por ello me comprometo a ser muy cuidadoso en la seriedad con la que voy a trabajar cada concepto, en la búsqueda de lo hoy muy devaluado: la verdad. Lo sucedido ha adquirido un papel fundamental para comprender los porqués de preguntas que nos angustian: ¿Cómo es que hemos llegado a extremos jamás imaginados?
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Tercera nota.- Cómo se entiende la supervivencia del capitalismo.
David Brooks – periodista y columnista canadiense-estadounidense especializado en política. Escribe en el New York Times y en la PBS NewsHour. En el pasado se desempeñó como editorialista y crítico de cine en el Washington Times; periodista y editorialista en The Wall Street Journal. Columnista del periódico de la Universidad México La Jornada. Publicó en la edición del 20-11-2020
La concentración de riqueza y la desigualdad económica en los EEUU ha llegado a su punto más extremo en un siglo. No sorprende que siete de cada 10 estadunidenses afirmen que el actual sistema favorece, de manera injusta, a los intereses de los más ricos y poderosos.
En un país gobernado por un régimen incoherente y caótico, penetrado por la corrupción, dirigido por un presidente (Donald Trump) que afirma que es un genio muy estable pero que ha mentido o engañado más de 15.400 veces desde que llegó a la Casa Blanca; no es nada fácil entender qué pasa en este país. Las consecuencias de esta desigualdad se manifiestan de varias maneras: tal vez la más dramática es el nuevo fenómeno de las “muertes de la desesperación” (frase creada por el Nobel de Economía Angus Deaton y la economista Anne Case para describir el incremento de fallecimientos por drogas, alcohol y suicidios en el país), sobre todo entre la clase trabajadora blanca devastada por la agenda neoliberal durante las últimas décadas.
El columnista Nicholas Kristof, del New York Times, ySheryl WuDunn, una ejecutiva de negocios, escritora, conferencista y ganadora del Premio Pulitzer estadounidense,señalan que: la combinación del debilitamiento de sindicatos y el mayor poder del sector empresarial, la globalización, la destrucción de sectores industriales y agrarios, las políticas fracasadas de la guerra contra las drogas, así como la falta de inversión en educación y salud, entre otros factores, colocó a millones en el abismo mientras los más ricos multiplicaron sus fortunas en gobiernos de ambos partidos.
Algunos dicen que ya murió el sueño americano [[2]] con indicadores de que los millennials – la generación que probablemente sea la más criticada: estas son las personas nacidas entre los años 1981 y 1993 por lo que su edad oscila entre los 30 y los 40 años-. Ellos serán la primera generación en no obtener un mejor nivel de vida que el de sus padres.
Unos 53 millones de trabajadores – el 44 por ciento de la fuerza laboral– califican como empleados de sueldo bajo: hoy día, el salario mínimo federal está por debajo de su valor real de hace 30 años. De todos los países avanzados, sólo en Estados Unidos se ha reducido la expectativa de vida durante cada uno de los últimos tres años.
Una respuesta política ante todo esto es, según explica el Profesor y ex Secretario del Trabajo, Robert Reich: el apoyo a Trump proviene, en gran medida, de la clase trabajadora de Estados Unidos, cuyos sueldos no se han incrementado en décadas, cuyos empleos son menos seguros que nunca y cuya voz política ha sido silenciada por el gran capital. Agregó que, aunque Trump ha beneficiado sólo a las grandes empresas y a Wall Street, ha logrado convencer a estos trabajadores de que él es su benefactor, “canalizando su ira contra extranjeros, inmigrantes, minorías y burócratas del Estado profundo” [[3]]. Pero a la vez, más votantes que nunca se oponen al capitalismo.
Encuestas recientes han registrado que no sólo hay mayor rechazo al capitalismo, sino más apoyo a algo llamado socialismo, que incluye a la mayoría de los jóvenes. Una nueva encuesta encontró que cuatro de cada 10 estadounidenses –y el 55 por ciento de las mujeres entre 18 y 54 años– dicen que preferirían vivir en un país socialista que uno capitalista, aclaró que, cuando hablan de socialismo, se refieren más al modelo europeo de acceso universal a salud, educación, salarios y beneficios laborales dignos.
Klaus Schwab, fundador y Director del Foro Económico Mundial – que realizará su sesión anual en Davos esta semana–, escribió la semana anterior que el capitalismo, en su forma actual, ha llegado a sus límites. A menos de que sea reformado desde adentro, no sobrevivirá. Al parecer, el futuro del capitalismo estadunidense está en juego en cada elección.
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[1] Sostenía que: «La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática, para mantener su gobernabilidad».
[2] Es una de las ideas que guían la cultura y sociedad de los Estados Unidos a nivel nacional. Más concretamente, el sueño americano suele referirse a los ideales que garantizan la oportunidad de prosperar y tener éxito para lograr una movilidad social hacia arriba.
[3] En inglés Deep State hace referencia a un sector: el gobierno clandestino de EEUU, operado mediante redes de grupos de poder encubiertas, que actúan de manera mafiosa, con el fin de seguir objetivos propios de manera paralela al gobierno legítimo, muchas veces cometiendo actos de corrupción.