Por Ricardo Vicente López
“Creo que el problema del mundo no es el injusto reparto de la riqueza, Mendieta; es el generoso reparto de la pobreza”.
Inodoro Pereyra, Roberto Fontanarrosa
La crisis en la que está sumergido el mundo actual, de imprevisibles derivaciones, exige de cada uno de nosotros, ciudadanos de a pie de este mundo aunque en una ubicación marginal, que comencemos a tomar conciencia de su estado real actual, de los mecanismos que han provocado las graves consecuencias sociales, políticas, económicas, culturales, institucionales, etc., que sumergen a gran cantidad de personas en situaciones insostenibles.
Los temas en los que hay que incursionar no son sencillos como tampoco es sencillo el diagnóstico ni la solución posible. Lo que ha quedado demostrado es que ese “1%”, que se ha hecho famoso por los manifestantes estadounidenses. Ellos, con su occupy wall street en setiembre de 2001, denunciaron a esos súper-ricos, que acumulan proporciones disparatadas e inconcebibles de la riqueza global. Ese 1% no tiene la menor intención de alterar el estado de privilegios agobiantes en el que se encuentran. Por lo tanto sólo la participación y el compromiso de ese “99%” restante, en mayor o menor medida marginado, puede comenzar a torcer el rumbo que lleva este proceso. Ese “99%” somos casi todos nosotros. Somos los que debemos tomar conciencia de que nuestra acción es posible si comenzamos por comprender ¿qué es lo que pasa? ¿por qué se ha llegado a esta situación? Y, a partir de allí, elaborar nuevos cursos de acción hacia un futuro más vivible.
En ciertas oportunidades nos puede sorprender como se presentan algunas coincidencias. Por ejemplo, sobre fines de febrero de 2018 se reunían, como todos los años, en Davos (Suiza) los poseedores de las más grandes fortunas del mundo. El 22 de enero la fundación Oxfam publicó su Informe anual sobre la distribución de la riqueza en el mundo, cuyo título fue “Premiar el trabajo, no la riqueza”. Parece una de esas ironías de la historia. El informe hace hincapié en el empeoramiento paulatino de las condiciones laborales de la mayoría de la población. En contraposición, los grandes propietarios del capital, cuyas fortunas son el resultado de un proceso que determina una cada vez mayor concentración de la riqueza en unas pocas manos a partir del expolio a las grandes mayorías.
Amigo lector, ante la posibilidad de que no conozca la organización Oxfam dado que no aparece, por regla general, en los grandes medios, le copio lo que dice de ella wikipedia:
Es una confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan labores humanitarias en 90 países. Su lema es «trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento». Oxfam Gran Bretaña fue fundado, originalmente en Oxford, en 1942 como consecuencia de la II Guerra Mundial para luchar contra el hambre que se vivía en esos momentos. De ahí su primer nombre: «Comité de Oxford para ayudar a la hambruna» (Oxford Committee for Famine Relief) por un grupo de la Sociedad Religiosa de los Amigos, otros del activismo social y académicos de Oxford; lo que es ahora la sede de Oxfam en Gran Bretaña.
Por la experiencia acumulada en los muchos años que esta organización internacional lleva trabajando, para paliar el hambre en el mundo, le generó una pregunta, sencilla, casi obvia, sin embargo poco formulada: ¿por qué hay hambre? ¿Qué mecanismos sociales lo producen? Para encontrar respuestas se propuso hacer una modificación a sus investigaciones anuales: agregar a las mediciones de la pobreza, también la de la riqueza. Sus informes anuales, por el peso ético de su trayectoria, le permitió ganar a esta institución el haberse convertido en una referencia ineludible.
Veamos alguna de sus definiciones: “El boom de los multimillonarios no es signo de una economía próspera sino un síntoma del fracaso del sistema económico”. Esta afirmación sale al encuentro de los modos, casi celebratorios, con los cuales la Revista Forbes mide la riqueza en el mundo. Veamos también qué representa esta publicación. Volvamos a wikipedia:
Forbes es una revista especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, publicada en Estados Unidos. Desde 1986, Forbes publica cada año su lista de las personas más ricas del mundo. Se ha convertido, según se puede leer en ella, en el sitio que proporciona los recursos de más confianza para los ejecutivos de negocios, dándoles informes de tiempo actual, comentarios sin compromiso, análisis concisos, herramientas y comunidades relevantes que necesitan para tener éxito en el trabajo, ganancias de inversiones, y divertirse con las ganancias.
La intención de este análisis, sobre dos fuentes que informan cómo están distribuidos lo bienes en el mundo, es comenzar a ejercer, sobre ellas, un posible ejercicio crítico. Esto lo coloco como condición para poder penetrar la dura capa con la que se protege cierto tipo de informaciones. La de los medios y sectores que defienden los intereses de las grandes empresas. Creo que es una condición necesaria para que la pregunta de Oxfam se nos instale como un método de comprensión.
Lo que hemos visto nos habla de la agudeza y compromiso de Oxfam al preguntarse por el por qué de la pobreza. Lo que se puede ver en la revista Forbes es una especie de ingenuidad, para no ser demasiado severos, en el modo de ver el mundo. Revisemos algunos comentarios que se pueden leer en su página:
Forbes “se ha convertido en el sitio que está entre los recursos de más confianza para los ejecutivos de negocios”. Equivale a confesar que la información que ellos necesitan es la que publican. Más adelante dice que les ofrecen: “informes, análisis y herramientas para conocer las comunidades relevantes que necesitan para tener éxito en el trabajo, ganancias de inversiones, y divertirse con las ganancias”. La mirada está dirigida y se circunscribe al sector más rico de personas y atiende a las necesidades para seguir ganando dinero y divertirse.