Mirando al mundo XXXIV – Política y marketing – Columna Nº 83 – 23-11-16

Para cerrar con esta columna los comentarios sobre la elección presidencial de los Estado Unidos, vamos a revisar algunos comentarios publicados, por personas que merecen se les preste atención. Comienzo por Cristina Kirchner, quien ha dado muestras sobradas de una formación intelectual seria, criterio de análisis profundo, como dio prueba de ello en foros internacionales; una inteligencia que sobresale de la media y que ha sido comentada en sus participaciones en universidades de primera línea. Dijo sobre el tema:

“Que nadie se confunda. En Estados Unidos no ganó el Partido Republicano. Ganó alguien que  emergió de la crisis de representación política desatada a partir de la aplicación de las políticas económicas neoliberales del Consenso de Washington… No hubo un voto racista, no caigamos en los estereotipos… sino que los americanos votaron principalmente romper con un modelo económico que les quitó el trabajo y la casa”.

Es decir, quienes no quisieron hacerse cargo de la situación social anterior, no vieron venir el reclamo de una parte importante del votante estadounidense. El periodista, escritor e investigador uruguayo Raúl Zibechi, agrega en esta misma línea de análisis:

Trump es consecuencia de la crisis del 2008 y de dos décadas de globalización. Ambos hechos crearon un empobrecimiento de los trabajadores y de la mayoría de la población de los Estados Unidos. La globalización promovió que muchas fábricas cerraran y fueran a instalarse en China, o en México, o en otros países de Asia donde hay salarios más baratos. Y todo el cinturón industrial de Estados Unidos se vino abajo. Y la crisis de 2008 provocó que millones de personas se quedaran  sin casa, sin infraestructura digna, con un fuerte deterioro de los servicios educativos y de salud; de las carreteras, de las calles. Y la brecha de ingresos entre los más pobres, las clases medias y los más ricos, creció. El telón de fondo de este proceso es el declive de los Estados Unidos como potencia hegemónica. En el 45, cuando termina la Segunda Guerra Mundial, el 50% de todo lo que se producía en el mundo venía de Estados Unidos: coches, heladeras, electrodomésticos, todo. Hoy es menos del 20%, ha sido superado en todos los sectores productivos por otros países, como China. Incluso en las tecnologías de punta. Ya se venía venir una profunda rabia de los estadounidenses contra el 1%, que es el sector financiero y Wall Street.

Agrega Zibechi una apreciación sobre el tipo de votante que llevó a la presidencia a Trump:

Es un votante nostálgico de los buenos tiempos de Estados Unidos. También hay gente que rechaza el sistema, quizá desde una posición conservadora. Pero hay gente común también que no quiere que Wall Street siga mandando en Estados Unidos. Que no prevalezcan más las élites yanquis para poder lograr mejores servicios de salud y educación. Hoy Estados Unidos está en el lugar 38 en cuanto a  esperanza de vida. Es un país que se parece más, desde el punto de vista social, a los países que están mejor de América Latina. ¿Por qué? Porque se gasta mucho en sostener las 850 bases militares que hay en el mundo; los 11 portaaviones; ese ejército brutal que interviene en todo el planeta. A los votantes no los indignó que fuera machista, misógino, racista: lo que les interesó es que Trump quiere hacer las paces con Rusia, quiere dedicar menos dinero a la intervención en el mundo y más dinero a resolver los problemas internos.

Y cierro con el comentario que la conocida periodista canadiense Naomi Klein, la autora de La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre (2007), publicó en  The Guardian, de Londres (10/11/2016), dice:

Aquí está lo que necesitamos entender: hay un infierno lleno de gente que está sufriendo. Bajo las políticas neoliberales de desregularización, privatización, austeridad y acuerdos corporativos, su nivel de vida ha caído en picada. Han perdido sus trabajos. Han perdido sus pensiones. Han perdido gran parte de la red de protección que solían utilizar para hacer que esas pérdidas fueran menos aterradoras. Ven un futuro para sus hijos incluso peor que su precario presente.

Debemos preguntarnos ¿era tan imprevisible que el pueblo de los Estados Unidos votaran como lo hicieron? Tal vez, allá como acá, los medios ocultan todo aquellos que desnude las consecuencias del neoliberalismo. Se puede ocultar algún tiempo… pero no siempre. Miremos Europa y podremos comprender mejor, a partir de esta lección, que puede suceder.

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