Mirando al mundo LV– De qué se trata la posverdad – columna Nº 105 -26-4-17

 Para entender la segunda mitad del siglo XX hay que tener en cuenta las condiciones del escenario posterior de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Estados Unidos se instaló ante el mundo como una potencia de primer nivel. Ya había quedado atrás, totalmente superada, la inestabilidad que había producido el estallido de la Bolsa de Nueva York de 1929:

La configuración de la nueva estructura política merecía un estudio nuevo que diera cuenta de las grandes novedades que se habían producido, consolidadas por el triunfo militar sobre Alemania. Si bien el resultado de la Segunda Guerra se debía, en gran parte, a la derrota militar que el Ejército soviético le infligió al alemán en la terrible batalla de Stalingrado (1942/43), el aparato publicitario estadounidense se lo atribuyó a los aliados a partir del desembarco en Normandía de junio de 1944.

Quien llevó adelante esa investigación fue el sociólogo estadounidense Charles Wright Mills (1916–1962) recordado por haber estudiado la estructura de poder de los Estados Unidos en su libro titulado La élite del poder (1956):

En él demostró el papel de los intelectuales en la sociedad posguerra, y aportó importantes precisiones académicas, que no habían salido a la luz hasta entonces. Definió las responsabilidades de lo que denominó el public intelligence apparatus (aparato de inteligencia público). Debe entenderse que en esa definición, bajo la metáfora que hacía referencia a la Central Americana de Inteligencia (CIA) fundada en 1947, englobaba a una importante cantidad de personas pertenecientes al círculo más importante del poder político y económico. Las clasificó en tres élites institucionales del establishment: las de la economía, las de la política y las de los militares.

Todavía, en esa época el poder mediático, aunque existía, no se había hecho sentir con todo su  potencial.

Esos estudios de Wright Mills llevaron por título Los Nuevos Hombres de Poder, Líderes del Trabajo americano (1948) detallando la dinámica de los líderes entrelazados en una red de  negocios con importantes funcionarios. El señalamiento más trascendental que permite entender el nuevo juego del poder es la conclusión de su investigación:

El obrero ha renunciado de forma efectiva a su rol tradicionalmente opositor y se ha reconciliado con el sistema capitalista. Aplacado por políticas económicas los sindicatos han adoptado un flexible rol subordinado a la nueva estructura de poder estadounidense.

Equivale a decir: la estabilidad de la sociedad estadounidense estaba asegurada por largo  tiempo.

El Doctor Peter Phillips, Profesor de Sociología en la Universidad Sonoma State y Director de la Fundación de la Libertad de los Medios, se apoya en esos estudios para la investigación que publica bajo el título de El grupo de dominación global y el control de la información (2011). Un hilo largo de investigación sociológica documenta la existencia de una clase dirigente dominante en EEUU, que fija políticas y determina las prioridades políticas nacionales, en la misma línea investigativa de Wright Mills:

Demuestra la consolidación de una trinidad de poder por la cual las corporaciones, el aparato militar y el gobierno integran una estructura centralizada que trabaja al unísono a través de los “más altos círculos” de contacto y decisiones. Este poder creció con la Guerra Fría y, después del 11 de septiembre, con la Guerra Global al Terrorismo. Los expansionistas militares prestaron sólidamente su apoyo al incremento del gasto militar a través de las administraciones Reagan, George H.W. Bush, Clinton y G.W. Bush. El modelo de Clinton consistió en apoyar al complejo militar-industrial de EEUU aprobando gastos constantes de Defensa/Guerra y aumentando las ventas de armas al extranjero desde el 16% de las órdenes globales de compra a más del 63% al final de su administración. Después del 11/9, durante la presidencia de George W. Bush, los gastos de defensa y el déficit nacional subieron dramáticamente y la autoridad federal adquirió mayor concentración.

Ese programa de dominio global requería una cobertura mediática que veremos en columnas posteriores.

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