XI.- Reflexiones sobre la política – Los orígenes del Imperio – LU3 – 21-2-17

Vamos a analizar la segunda parte del importante discurso de 1961 del General Dwight D. Eisenhower. Intento llamar la atención del lector por las sorprendentes afirmaciones y definiciones políticas que hizo públicas. Debemos tener presente que, como ya dije, parecen contener algo que se podría pensar como consejos o advertencias, según se lo interprete. También es necesario subrayar que el presidente que lo sucedía, John F. Kennedy, era un joven político demócrata de 43 años, perteneciente a una familia tradicional adinerada y de poca experiencia en los temas militares, salvo su participación en la Segunda Guerra. El asesinato posterior, en noviembre de 1963, casi tres años después de haber asumido, se presenta como el cumplimiento de una profecía.

Recomiendo ver (o volver a ver) la película de Oliver Stone JFK que puede ser calificada como un verdadero documento histórico https://www.youtube.com/watch?v=LK38dje5_j0. En ella se examinan los eventos que llevaron al asesinato del presidente John F. Kennedy y el presunto subsecuente encubrimiento. Las razones que llevaron a semejante acto todavía no están claras.

La película comienza con secuencias de noticias, incluido el discurso de despedida en 1961 del saliente presidente Dwight D. Eisenhower, en el que éste advierte acerca del fortalecimiento del complejo industrial-militar. A esto le sigue algunos eventos que, en la tesis de Stone, llevarían  a su asesinato. El Fiscal de Distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, posteriormente descubre los posibles lazos que rodean el asesinato en Nueva Orleans. Él y su equipo investigan a varios probables conspiradores, pero son forzados a dejarlos dado que la investigación es reprendida públicamente por el gobierno federal.

La investigación sobre el asesinato se abre nuevamente a fines de 1966, luego de que Garrison lee el Informe Warren y notifica que él cree que hay numerosas inexactitudes y contradicciones. Garrison y su personal interrogan a varios testigos del asesinato de Kennedy, y a otros que estuvieron involucrados. En Dallas aparecen otras personas, como Jean Hill, quien les dice a los investigadores que ella observó disparos que provenían del montículo de hierba y escuchó que se lanzaron de cuatro a seis disparos en total, por lo que el Servicio Secreto la amenazó para que dijera que sólo hubo tres disparos desde el depositario de libros. Ambos concluyen que Oswald era un tirador muy inexperto para realizar los disparos con tanta precisión.

Todos estos hechos parecen otorgar un valor innegable a las palabras del discurso de Eisenhower:

Similar, y en gran medida responsable por los profundos cambios de nuestra situación industrial y militar, ha sido la revolución tecnológica durante las décadas recientes. En esta revolución, la investigación ha tenido un papel central; también se vuelve más formalizada, compleja, y cara. Una proporción creciente de la misma pasa a depender del Gobierno Federal… De la misma manera, la universidad libre, la fuente histórica de las ideas libres y del descubrimiento científico, ha experimentado una revolución en la manera de llevar a cabo la investigación. En parte por las enormes cantidades que conlleva, un contrato con el gobierno se vuelve virtualmente el sustituto de la curiosidad intelectual… La perspectiva de que los académicos de la Nación puedan llegar a estar  dominados por el Gobierno federal, por la concesión de proyectos y por el poder del dinero, está más que nunca ante nosotros, y es un riesgo que debe considerarse muy seriamente… debemos estar alerta ante el peligro contrario e igualmente serio de que la política que ha de velar por el interés público se vuelva cautiva de una élite científico-tecnológica.

Se puede sospechar, sobre todo ante las consecuencias posteriores del desarrollo de la política de los gobiernos sucesivos, de la honestidad de ciertos modos de plantear algunos temas. Se puede, tal vez, suponer cierta ingenuidad en la expresión de sus deseos. Lo que tenemos ante nosotros son sus palabras y las interpretaciones corren por cuenta de quienes las leen. Sigue Eisenhower:

Por el largo camino de la historia que aún se ha de escribir, Norteamérica sabe que este mundo nuestro, que cada vez se vuelve más pequeño, debe evitar convertirse en una comunidad de  horribles temores y odio, y ser, en cambio, una orgullosa alianza de confianza y respeto mutuo. Una alianza tal ha de ser entre iguales. Los más débiles deben venir a la mesa de conferencias con la misma confianza que nosotros, protegidos como estamos por nuestra fuerza moral, económica, y militar. Esa mesa, aunque marcada por las cicatrices de muchas frustraciones pasadas, no puede abandonarse en favor de la agonía segura del campo de batalla.

Un aspecto insoslayable que debe considerarse, como marco político internacional, es la conciencia de que la aparición de las armas nucleares tornaba prácticamente imposible una Tercera Guerra Mundial. Debemos recordar las palabras de entonces de Albert Einstein: «No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, sólo sé que la Cuarta será con piedras y lanzas», con las que expresaba las terribles consecuencias de una guerra con armas nucleares. Dentro de ese marco cultural y político dijo:

Precisamente porque esta necesidad es tan vital y evidente, confieso que abandono mis responsabilidades oficiales en este campo con un claro sentimiento de decepción. Como alguien que ha sido testigo del horror y la tristeza que deja la guerra — como alguien que sabe que otra guerra podría destruir totalmente esta civilización que se ha construido tan lentamente y con tantos sacrificios a lo largo de miles de años — desearía poder decir esta noche que hay una paz duradera a la vista.

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