Mirando al mundo XXXVII– Política y ciudadanía – columna Nº 87 – 21-12-16

En la columna anterior analizamos las consecuencias del sistema educativo. Ahora necesitamos comprender por qué sucedió eso. Vayamos hasta el siglo XVIII. La historia de Occidente celebra un momento excepcional en el que la producción de bienes experimentó un salto que posibilitó venderlos a cientos de millones de consumidores: el mercado mundial. Esto se produjo en los últimos cincuenta años del siglo XVIII en Inglaterra: se lo denominó la Revolución industrial. El proceso necesario que acompañó a este acontecimiento fue la migración de gran cantidad de personas del campo a la ciudad, en el siglo siguiente. La demanda de mano de obra era muy intensa para satisfacer las necesidades de la gran industria naciente.

Este es el origen de la sociedad de masas. Las ciudades existentes se vieron invadidas por toda esa migración y las pequeñas ciudades crecieron de forma exponencial. Este origen histórico de la sociedad de masas encuentra un punto sobresaliente en la segunda mitad del siglo XIX cuando la industrialización del capitalismo se extendió por la Europa occidental. El ascenso económico de la burguesía como clase dominante fue acompañado por el surgimiento del movimiento obrero. Este contexto creó las condiciones sociales, políticas e ideológicas para que emergiera esa sociedad de masas como sociedad moderna de clases sociales.

Pero el término masas, aunque no todavía sociedad de masas, surgió dentro del pensamiento social antes de que la burguesía ascendente haya consolidado su poder dentro del estado capitalista moderno. Dice Wikipedia:

En la teoría política el término se usaba para expresar la preocupación de las élites por el cambio dramático que se había producido desde la Revolución francesa. Esa visión aparecía en expresiones como tiranía de la mayoría o gobierno de la muchedumbre. A finales del siglo XIX, el término sociedad de masas se asociaba con la sociedad como una masa de individuos indiferenciados, de la que formarían parte como átomos.

En el siglo XIX, se habló del proletariado como fenómeno social que presentaba la cantidad de trabajadores fabriles. El filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) propuso hacer, desde una mirada aristocratizante, una diferencia entre minoría y masa:

Masa es el hombre medio, es quien no se valora a sí mismo, sino que se siente como todo el mundo y, sin embargo, no se angustia. En tanto que las minorías selectas se exigen más que los demás aunque no logren cumplir en su persona esas exigencias superiores.

Sin embargo, la cuestión presentó para aquella época dos aspectos: a.- no se centra tanto en el número de hombres que componen la masa, sino en la crisis que produce por sus características culturales y b.- en el riesgo que supone el acceso de esas mayorías a la lucha por el poder social.

Afirma Ortega que la vida individual y la vida colectiva del hombre no han evolucionado de la misma forma. Se conoce más y se hacen más cosas pero ese saber y ese hacer afecta a la mayoría de las personas, sin tener plena conciencia de ello. El hombre masa surge a la realidad, entonces, como resultado de ese desnivel entre el progreso de la época y la evolución de esos hombres: los trabajadores, los proletarios. Este concepto hace referencia a:

El proletariado (del latín proles, linaje o descendencia) es el término utilizado para designar a los trabajadores o clase obrera que carece de propiedades y medios de producción por lo que, para subsistir, se ve obligado a arrendar su fuerza de trabajo a la burguesía, propietaria de los medios de producción.

La complejidad que se va apoderando de la vida de las grandes ciudades desborda la  conciencia de ese hombre común; éste se encuentra sumergido en un torrente histórico que va quedando lejos de su capacidad de comprensión: el proceso social se torna algo ajeno para él.

Se debe agregar a ello que la monotonía y la rutinización de las tareas fabriles invaden la conciencia de cada obrero y ello va condicionando su subjetividad a ese pequeño mundo de la fábrica. Charles Chaplin en su genial Tiempos modernos (1936) presenta una caricatura graciosa y siniestra de ese obrero y de las consecuencias que produce ese modo de producción industrial:

La producción en cadena, producción en masa, producción en serie o fabricación en serie fue un proceso revolucionario en la producción industrial cuya base es la cadena de montaje o línea de ensamblado o línea de producción; una forma de organización de la producción que delega a cada trabajador una sola y única función, específica y especializada, en máquinas también más desarrolladas.

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